Desde hace ya algunos sábados se ha vuelto habitual un personaje irreverente dentro de su realidad absurda, suscitando desde la risa, polémica e interrogantes, poniendo como referente a la comunidad televisiva. ¿Quién será el locutor o locutora que inspiró la inédita personalidad de Noelia Bermellón? Nos queda claro que su tono sobreactuado, imagen cargada y carácter necio, con seguridad, alude a no pocos, pero eso no es lo más importante.

La hora de Noelia nos presenta un acercamiento al humor y la comedia con nuevas perspectivas. Esta propuesta, dirigida por Mónica Crespo con guion de Osvaldo Doimeadiós, fija su mirada a un tema poco
trabajado en nuestros medios y es justamente las formas de hacer para muchos productos televisivos en nuestro país. Sin duda, una crítica hilarante a la que necesitamos poner más atención para alcanzar la excelencia que se necesita en los tiempos actuales, si de atrapar la atención de los públicos contemporáneos se trata. 

Andrea dibuja, con toda intención, su “bermellónico” rol superficial, narcisista e ilógico sin hacer concesiones comerciales, pero que, poco a poco, acerca nuevos adeptos, incluso a quienes no entendían
en sus principios. Otro de los aciertos del programa es la construcción de un espacio con nuevos personajes que destacan cada uno en su momento. También se nota el crecimiento y determinación por absorber los criterios del público, volviéndose un espectáculo en proceso que evoluciona y madura con el tiempo.

Estudio de un entorno, profundidad y buen humor llegan cada sábado a La hora de Noelia. Introduciendo en nuestra televisión estilos como el Stand Up Comedy, desde la locura de la imberbe presentadora, quién, además de regalarnos su delicioso vocabulario, alegra el fin de semana.

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