Debutó hace menos de un mes en nuestras pantallas y los primeros índices de seguimiento para la superproducción "Mujeres ambiciosas" no parecen distinguirla de sus antecesoras recientes: una expectativa desmesurada que en el camino se "desinfla".
Atrás quedó la época cuando la telenovela extrajera "paralizaba" a los cubanos. El espacio ya no es lo que era, pareciera el veredicto, aunque nadie se aventura a desentrañar las causas, mientras algunos se casan con el simplificador argumento de que el melodrama nunca ha dado para mucho.
Aunque en este caso particular, justo es decir, que el fracaso comenzó por su país de origen. Algo en principio absurdo, cuando la obra parecía nacer con todas las cartas para el triunfo. Al frente del guión, Gilberto Braga, uno de los artífices del boom del dramatizado suramericano hacia el siglo pasado, autor de las renovadoras "Vale todo" y "La esclava Isaura". A su lado las actrices Gloria Pires y Adriana Esteves, reciclando dos de las célebres villanas de la historia del género (estos personajes son meras versiones de sus respectivas María de Fátima de "Vale todo" y la Carmina de "Avenida Brasil").
Asimismo, tópicos argumentales siempre efectivos dentro de este tipo de narrativa: venganza, deseos de ascenso social, dilemas morales y éticos, crítica con tintes políticos. Y para rematar, las usuales transgresiones de Braga en pos de la legitimación de subjetividades preteridas. Ingredientes de baja o noble naturaleza, pero que siempre han dado en la diana. ¿Por qué no lo hicieron? Pues porque ya no se trata de ingredientes, sino de calado.
La fórmula no funcionó y la razón para el naufragio no es única ni coyuntural. Se ha venido gestando por décadas desde su lugar de origen, dado el surgimiento de opciones de consumo como las plataformas audiovisuales online, la televisión por cable, el negocio en general del cine en casa, el auge del dramatizado seriado norteamericano y la "telerrealidad".
En otras palabras, las audiencias tampoco son lo que fueron. Frente a esa añeja hegemonía de una programación rígida orquestada desde las alturas, de un producto cultural híbrido y apto para intelectos dispares y de un público masivo y obediente, se ha gestado una audiencia cada vez más fragmentada, evasiva, dentro de la cual el culebrón ha sido relegado a aquel que fue su espectador iniciático: las clases desfavorecidas y con menor nivel de instrucción, cada vez de más elementales expectativas culturales.
La vulgarización y simplificación no se han hecho esperar y salvo contadas excepciones en fechas cercanas, han dado al traste con aquel ímpetu de modernidad, actualización y búsqueda expresiva del género a finales del siglo pasado.
El imperio O'Globo ya no confía en las arriesgadas miradas a la telenovela que ayer dispensaran dramaturgos e intelectuales de renombre como Alfredo Dias Gomes o el mismo Braga. Tampoco en el abordaje incisivo a la realidad social y política del momento, ni las operaciones narrativas atípicas que lo mismo absorbían hallazgos del realismo mágico literario, que de la novela policiaca, redundando en piezas de inusual frescura y alcance, al nivel de "Roque Santero" o "La próxima víctima", por solo citar dos paradigmas.
Y he aquí estas "Mujeres Ambiciosas" como representante de una nueva era donde la mercadotecnia ahoga al talento, donde la creatividad en la escritura se sustituye por el sello que meros "artesanos", continuistas, dialoguistas, imponen a un guion al cual su verdadero "autor" solo le aporta una simple escaleta argumental.
Una era donde los conflictos y el drama se hiperbolizan para acercarlo a una sensibilidad de reality show, con mujeres resolviendo sus conflictos a golpe de bofetadas y gritos. Un momento donde, como nunca antes, los sondeos de audiencia distorsionan los más nobles propósitos de la trama, al estilo de la telenovela de marras.
Su interés en dialogar sobre la decadencia de una sociedad en picada, de propiciar el derrumbe de estereotipos como la lesbofobia o el recelo frente al deseo y el amor en personas de edad avanzada, terminó como pasto para la repulsa de grupos conservadores brasileños que condicionaron el reacomodo de la historia, capítulo tras capítulo, a la altura de su intolerancia.
¿Resultado final de la obsesión de "vender" por sobre la de "crear"? Pues no gustó ni a liberales ni a anquilosados, lo cual no resta que la obra se colocara en las plataformas foráneas que las distribuyen año tras año y que llegara a nosotros. ¿Qué suerte correrá en Cuba la pugna entre las malignas protagonistas Beatriz e Inês? Pues hagan apuestas.
Si el género remonta vuelo, el tiempo dirá. A fin de cuentas, al arte verdadero, como a la vida, no le cae en gracia la pátina del conformismo ni de la inmovilidad.
Otras informaciones:
Hola,primeramente el articulo tiene tantas palabras rebuscadas que la mitad de las cosas ni la entendi,en mi opinion es una buena novela que cumple su funcion de Entretener con actuaciones estelares donde se tratan muchos temas q no han pasado de moda Racismo,Homofobia,Venganza,Traición, Proxenetismo ,Prostitución entre otros, es cierto que otras novelas han sido mejores pero creo que esta no esta tannn mala aqui en cada todos la vemos hasta mi hija de un año jj.
Gracias por comentar. Qué pena que encontrara incomprensible el lenguaje del artículo. El análisis se centra en la recepción que tuvo en Brasil y de cómo dentro de esa industria los argumentos se van alterando en base a los criterios del público, en este caso particular, movidos por prejuicios de muy vieja naturaleza, como la homofobia. Asimismo, el afán de los productores de poner el argumento al nivel de un público sin alto grado de instrucción, aporta su grano de arena a la hora de simplificar el resultado final. Aún así continúan siendo series que ayudan a pasar el rato y pueden incluso "gustar". No negamos tal realidad. Tampoco hay peligro en ello, siempre que se consuman desde una mirada crítica. Solo que esa recepción ya no tiene el impacto masivo que tenía hace 30 años atrás en Cuba y no consideramos sea solo causa de que se distribuya previamente a través del paquete. Es lo que intentamos desentrañar. Buen día para usted. Bienvenidas sus palabras.
Pues, telenovelas como Vale todo y Roque Santero son excepciones dentro del género. Las volvería a ver con mucho gusto. Esta es una más entre tantas.
Seguramente. A través del género se pueden alcanzar cotas de excelencia significativas. Se puede hacer arte, es un hecho. Faltan en esa lista suya otras piezas, desgraciadamente, no exhibidas en Cuba. Al menos este redactor, abogaría por un espacio dentro de la televisión cubana para reponer estos clásicos que muchas generaciones de cubanos no han visto. Gracias por sus palabras.
No paran de buscar temas de "actualidad" , a fin de imponer la impositiva cultura de genero y hacer ver que todo eso es normal, no se olviden que aunque se aprobo por los motivos que fueran hubieron millones que nunca estuvimos de acuerdo que se le diera riendas sueltas a toda esta cultura impositiva que a la larga lo que nos traera es mas problemas, y todo por complacer a unas minorias de influencia, claro a nivel mundial han logrado influenciar como grupo a naciones enteras, los respetamos pero porque siempre los mismos temas, nada estamos permeados de temas violentos, y de toda esta cultura que ahora llaman con palabritas rebuscadas pero que pesan como grupos de influencias por un motivo u otro, me imagino.hayan podido complacer a sus audiencias, poreso es tan baja...
Gracias por su comentario, aunque no coincidimos con su punto de vista. Con la novela ocurrió justo lo opuesto. El guiarse por el criterio de esos grupos conservadores, que sin ser mayoría sí ostentan en Brasil un altísimo nivel económico, político y de influencias, pues fue lo que llevó el producto al fracaso. Los conceptos de mayoría y minoría son muchas veces manipulados en función de las conveniencias e intereses de quien los esgrime. El arte auténtico no tiene que ver con referéndums ni estadísticas. Busca reflejar la realidad en toda su complejidad y matices. Si emergen esas temáticas a las que hace referencia dentro de los argumentos hoy día es porque forman parte de la realidad. Si antes no estaban no significa que no existieran, sino que históricamente las instancias de poder político, económico y cultural a nivel mundial, sabotearon el acto de intentar "visualizarlos". No siempre los criterios o gustos del poder se imponen por representar a una mayoría. Muchas veces se imponen porque ese poder tiene el respaldo económico, político y legal para imponer su cultura y sistema de valores aún siendo "minoría". Y aún así, no por ser "minoría", en caso de serlo, es razón para no existir y dejar de ser representados en espacios públicos. ¿Consideraría pertinente que su cultura como cubano fuera avasallada por otra cultura foránea impuesta, solo porque usted integra un grupo de 11 millones de habitantes y los dueños de esa cultura foránea conforman una comunidad de 300 millones? Con estas nuevas formas de representación se aboga por una visión plural y rica de la realidad que nos incluya a todos. Nunca la lógica ha sido sustituir una hegemonía por otra. Cambiar un patrón de comportamiento, para imponer otro, sino construir un espacio donde todos tengan derecho a existir y ser visualizados. Por otro lado, el arte y la propaganda no representan lo mismo. Ni tampoco las preferencias sexuales se deciden a través de un programa de televisión. Si fuera así, la homosexualidad no existiera después de siglos de representación absoluta de la norma heterosexual como la única alternativa posible. Si las jóvenes generaciones acceden hoy a este tipo de representaciones en los medios, no por ello se van a convertir en homosexuales si no es su preferencia. Lo que sí es seguro que aprenderán a ver el mundo en su justa dimensión y a no juzgar negativamente a sus semejantes simplemente por el hecho de ser diversos y diferentes de los que se autoproclaman "mayoría". Es un tema que excede los límites de este espacio, pero agradezco su voluntad de compartir inquietudes. Feliz jornada.
No comprendo como es posible que sigan poniendo novelas brasileñas, cuando lo que muestran es como vive una infima parte de esa sociedad. He dado mis opiniones a la tvc pero caen en saco roto.
A mi no me gusta para nada , que no sea de las más modernas no interfiere en nada su factura , concuerdo con otro comentario anterior , en estos tiempos de pandemias hubiese sido mejor alguna más relajante que el amor fuese su tema principal y no todo ese argumento ya repetido de la mala y la buena que pasa por monga , yo soy amante de las novelas brasileñas y esta es una de las peores que he visto , lenta , tediosa , extremadamente superflua