¡Ay, quién me diría que
los ojos que ayer canté
hoy fueran mis propios ojos!
Madrigal de la neblina
(fragmento)
Calificado por muchos como un poeta puente, que por su vida y su obra conectó la literatura pre y revolucionaria, así como lo culto y lo popular, Jesús Orta Ruiz nació el 30 de septiembre de 1922 en la comunidad Los Zapotes, perteneciente al municipio habanero de San Miguel del Padrón.
Su origen campesino de ascendencia española le hizo estar cerca del campo cubano, sus tradiciones e historias, traducidas en el mágico lenguaje de la décima que tomó para sí y metabolizó para elevar a escaño artístico lo que quizás para muchos era solamente una expresión folclórica.
Escogió como seudónimo, que le acompañaría siempre y perviviría en la memoria de quienes aprendieron a amar su palabra transparente, al de Indio Naborí, apelando a la figura del aborigen que labraba la tierra, en consonancia con su apego a esta y a esa libertad creativa que le permitió explorar todas las variantes métricas de la poesía y según apuntan algunos especialistas, incursionar en la utilización del verso libre en tres direcciones –o temáticas– fundamentales: campesina, social y autobiográfica.
Su vasta y pletórica obra le valió merecer en el año 1995 el Premio Nacional de Literatura, en cuya ocasión, los integrantes del jurado escribieron como argumento de su decisión: “(…) la crítica reconoce como hazaña artística literaria de Naborí, el haber elevado el género popular a la más alta categoría estética, al aportarle a la décima un lenguaje culto y expresivo, con las ganancias tropológicas y otras conquistas de la poesía moderna”.
Otros reconocimientos que recibió fueron la Distinción por la Cultura Nacional en 1981, la Medalla Alejo Carpentier en 1982, la Orden Félix Varela en 1991 y La Giraldilla de La Habana en 1999.

Solo por mencionar algunas de sus publicaciones poéticas antes y después del triunfo de la Revolución, cabría la pena mencionar sus textos Estampas y elegías (1955), Boda profunda (1957), Con tus ojos míos (1995), Esto tiene un nombre (1999) y Entre, y perdone usted (1973), un libro en cuyo prólogo escribiera Eliseo Diego: “Jesús Orta Ruiz deja de ser aquí el Indio de legítimos relumbres populares, para ofrecernos una poesía despojada, cuya austera ternura, soplando desde lo hondo de los años amargos, refresca nuestra esperanza en el futuro de esa contradictoria criatura que somos todos”.
También, a propósito de este volumen, le escribe Cintio Vitier en carta fechada el 20 de junio de 1973: “Solo sabemos lo que es poesía cuando la tenemos delante: abrir tu libro es sentirla hiriente y humilde como la vida misma (…)”. Y con estas palabras, creemos, resume de alguna manera la propia creación del Indio, que también alcanzó los universos periodístico, radial y musical.
En octubre de 2018 se develó una escultura en cera policromada a tamaño natural de su persona en el Museo de Cera de Bayamo (Granma), único de su tipo en el país. Murió a los 83 años, aquí, en La Habana.