Hace algún tiempo –cuando La Habana se disponía a celebrar el aniversario 500 de su fundación- un músico de origen cubano, radicado en Miami, ratificaba la intención de reconocidos artistas del mundo de la música para venir a los escenarios cubanos. Por supuesto, regresaron algunos (nacidos en Cuba) muy reconocidos que ya habían sido parte de la preferencia del público, décadas atrás.
Resulta conocida la forma en que se manifiestan aquellos como Descemer Bueno, exponen su inconformidad en las redes sociales para generar un estado de opinión contrario a las posibilidades de continuar su labor artística en nuestro país y devienen (en mi criterio) especie de “caballo de Troya”, al intentar politizar la posición asumida contra el sistema Socialista defendido por el pueblo cubano y su Revolución.

Tal comparación no es eufemismo, sino una realidad de acuerdo con las expresiones de quienes “regresan” por su propia voluntad y luego quieren imponer condiciones de difusión y otras cuestiones muy relacionadas con una forma de expresión de la música que cruza la línea del espectáculo para el disfrute y se entroniza en el monopolio de un mercado donde los dividendos siempre son favorables entre quienes obtienen suculentas ganancias.

No es la primera vez que las expresiones de aquellos músicos devenidos mercenarios de la política contra nuestro país, se “viralicen”, en las redes sociales de la Internet, con la intencionalidad de plataformas controladas como rampas de lanzamiento de todo tipo de ataque a la Mayor de las Antillas. Tomemos como ejemplo algunos fragmentos del discurso del Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la clausura del Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), para entender por qué defender la Cultura, desde bases autóctonas y soberanas, resulta imprescindible a la Revolución cubana:
“Es un hecho incuestionable que los creadores residentes en el país tienen obras a la altura de sus contemporáneos en el Primer Mundo, aunque estos tengan condiciones mucho mejores. “¿Por qué no acertamos al difundir y exportar la obra de quienes trabajan en el país, y promovemos lo que el mercado ya digirió y nos devuelve envuelto en sus reglas?”, una pregunta muy lejos de cualquier retórica y sobre la cual debemos pensar en cada acción dirigida a defender los valores de nuestros artistas. Más adelante afirmaba que debemos estar “atentos a los que ponen por delante el mercado y no la cultura; el egoísmo sin compromiso social ni cultura”, dijo, y advirtió que, cuando la administración de EE.UU. destina más fondos a la subversión, “no vamos a limitar la creación, pero la Revolución que ha resistido 60 años no va a dejar sus espacios institucionales a quienes sirven a sus enemigos”.
Por suerte son mucho más aquellos que abrazan con su arte la verdad de la Revolución y los ejemplos pueden escucharse en letras de canciones como las de Raúl Torres, Eduardo Sosa y Tony Ávila.
Creo correcto lo que nuestro presidente sugiere en su discurso, como dehar espacios abiertos a los artistas mercenarios si ya ellos tienen quien les de publiidad, si se van y ademas hablan mal de su patria la que les vio crecer y desarrollarse pues para que lo necesitan? Que no se escuchen ni en radio ni en television menos al que le sirve al enemigo del pueblo cubano
Hola soy trabajador de la cultura en Mtz estoy muy deacurdo con es una falta grande y una traicion ver a músicos artistas ke andan por el mundo alentando al enemigo y se le olvida ke los mejores estudios fueron en CUBA y ke se merece un respeto esos no son ni seran nadie nunca