Ella, libre, despeinada, habitante de cuantos corazones se abriesen a sus misterios, dueña de toda la belleza e indomable para el entendimiento humano, tiene en La Habana, una casa. Un centro que desde 1997 acoge acciones de todo tipo para la promoción y el impulso de la creación lírica: la Casa de la Poesía.

Ubicada en el Centro Histórico de la ciudad, ocupando el No. 16 de la calle Mercaderes, en el inmueble que durante el periodo colonial perteneciera al Marqués de Arcos, se alza como un espacio para el disfrute de las artes en general, desde su pertenencia a la Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador.

Resaltan en ella su biblioteca Ada Elba Pérez donde permanecen resguardados libros, revistas, fotografías y grabaciones vinculadas a la historia y el desarrollo de la poesía en Cuba y el Mundo; su galería, su jardín (con la escultura del escritor colombiano y premio Novel de Literatura Gabriel García Márquez, realizada por el artista cubano José Villa Soberón y el Café Literario Marqués de Arcos.

Esa herencia cultural del espacio donde habita, antiguo Liceo Artístico y Literario, por donde hubieron de pasar los más destacados intelectuales de La Habana del siglo XIX, continúa embargando el quehacer de la Casa de la Poesía, que pone sus miras en la divulgación del género en todas sus expresiones y la interacción directa con el público, a cuya disposición abre el acceso a material bibliográfico –documental y multimedia– sobre la poesía.

A ello se suma la implementación de peñas, conferencias, talleres y espacios de lectura, pero también de artes plásticas, diseñados para todas las edades, como complemento a su inserción en las dinámicas socioculturales de la comunidad donde se enclava, marcado por un elevado valor patrimonial.

Esta casa para el arte y el lenguaje del alma que es la poesía arriba este junio a su aniversario 23, cuando el mundo parece haberse olvidado del amor escrito en versos, la capital de los cubanos protege un sitio para ella.