
A nivel de imagen el siglo XIX cubano también resultó emblemático. Fotografías de cuando se arría la bandera española y se enarbola la nuestra, como símbolo del cese de la etapa colonial, hablan de un nuevo tiempo para la Mayor de las Antillas, no como hubiésemos querido, es cierto, pero de manera oficial, como nación, alcanzamos el estatus de República, un paso considerable para el país.
De las guerras de independencia quedan instantáneas fascinantes, sobre todo de la Guerra Necesaria, debido a que en el período de 1868 a 1878 las cámaras no contaban con la calidad y la nitidez necesaria. Estudios del crítico y curador Rafael Acosta de Arriba demuestran la existencia de una foto mejorada referente a tiempo atrás, donde aparece un esclavo en un cepo. El también investigador y poeta asegura que esa imagen es de las primeras conservadas y que apareció publicada por primera vez en un periódico norteamericano.
Con la fundación del Club Fotográfico de Cuba en 1935, este arte ganó en atributos creativos que se convirtieron en testigos de la moda, del sentir de una sociedad en cuanto a sus costumbres y su manera de vivir. Una época donde el hombre vivía un poco más en sintonía con la naturaleza, si lo comparamos con los tiempos actuales.

Ya con el triunfo de la Revolución, hubo un cambio fundamental. En la década del 60 del siglo XX, la fotografía ocupó un lugar fundamental como reflejo del fervor de aquellos años. Aristas de altos quilates, dígase Osvaldo Salas, Liborio Noval, Ernesto Fernández, Roberto Salas y Alberto Korda retrataron cada momento tal y como fue. Y si hablamos de esos tiempos es preciso recodar el retrato del Che tomado por Korda, el 5 de marzo de 1960, mientras el guerrillero argentino presenciaba el cortejo fúnebre de los fallecidos por la explosión del barco La Coubre.
Acosta de Arriba afirma la presencia de fotógrafos importantes en la Isla, que divulgaron en el contexto internacional el cambio social de Cuba con la Revolución.
La intención de desentrañar las venas de Cuba, desde el recurso de la imagen, se alza como una práctica para revelar quiénes somos y, sobre todo, nos permite conocer los caminos que andaremos en el mañana.

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