La gustada telenovela cubana Entrega va llegando a sus capítulos finales y con la tensión crecen las ansias de la feliz resolución de cada conflicto. Aunque ya hemos hablado sobre los valores por los cuales esta propuesta televisiva resulta efectiva, más allá de que simplemente supere los modelos inertes acostumbrados, vale tratar aristas que se nos develan en cada capítulo.

La trama, aunque a trozos excesivamente didáctica, no cansa ni molesta, pues cada giro dramatúrgico está correctamente justificado y adornado por recursos expresivos que lo suavizan. Ejemplo sería las clases del popularísimo profesor Manuel, excelente interpretación de Ray Cruz, quien logra hacernos repensar, con ideas sencillas pero profundas, los procesos de enseñanza y educación.

El actor reforzado por el sólido guion de Amílcar Zalatti demuestra que las clases de Historia y cualquier asignatura pueden ser un espacio transformador y al mismo tiempo entretenido.

Entrega trae a la pequeña pantalla situaciones en las que se puede ver reflejado cualquier adolescente, joven o persona mayor en la Cuba de 2020. Dialoga con la cotidianidad desde historias complejas, cercanas y atractivas siendo un producto único y a replicar para nuestra TV.

Valdría trabajar para próximas “entregas” en una fotografía enfocada en los individuos dentro de los espacios para lograr una caracterización original. Conviene quizá acudir por momentos a imágenes comerciales típicas del melodrama sin sacrificar esencias.

El país va sobrado de paisajes sin explorar, incluso dentro de La Habana, esquinas, parques, casas y calles que merecen ser vistas desde una perspectiva novedosa, juvenil y espectacular.

Otra faceta interesante dentro de la visualidad puede ser el trabajo de planos, movimientos de cámaras para construir un lenguaje rico y fluido. Así también el diseño de vestuario y la iluminación aportan detalles sugerentes a la puesta en escena y producto final resultante. Entrega es sin duda un ejemplo a seguir para próximas propuestas. Nuestra televisión poco a poco avanza para recuperar los espacios perdidos en creatividad, representatividad de la realidad y su relación dialógica con sus audiencias. Pensar en los productos que necesitan y exigen consumir los cubanos es deber de todos los que, frente y detrás de las cámaras, representan hoy el futuro de esta Isla audiovisual.