La escritora Luisa Oneida Landin es una poetisa extraordinaria, uno de esos seres de luz que prefieren vivir como las luciérnagas, allí donde aparentemente es más oscuro, lejos de la mirada que las guarde en un esquema y latente en el bullicio de la esquina de Infanta y San Lázaro, donde labora, después de jubilada, en la librería Alma Mater, esta mujer-poesía que se define como promotora cultural-natural. Posee la distinción Gitana Tropical (2011) y la Medalla Raúl Gómez García (2014).

“La Habana me acogió cuando tenía 18 años de edad. Nos mudamos a la calle Gervasio 158, entre Ánimas y Virtudes, en el municipio de Centro Habana. Me enamoré de su malecón adonde acudía todas las tardes. Allí caminaba todas las tardes con mis hijos. Tenía algún acercamiento a la poesía, pero la ocultaba, desechaba lo escrito porque pensaba que aquellos textos estaban muy lejos de la valoración de otros, excepto de mí. Consideraba que no tenía cabida en un género literario destinado para grandes como: La Avellaneda, Dulce María Loynaz, José Martí, Nicolás Guillén…, incluso hasta la referencia de autores más contemporáneos como Nicolás Manzano.
“La poesía es un don que se moldea, cuando la ética y la estética se juntan. Nunca sentí que podría convertirse en parte de mi quehacer en la vida. Fue Manzano, entre otros, a quien agradezco muchas de las técnicas literarias que hoy conozco”.
Es autora de siete libros
“El primero se iba a llamar Versos de mujer con sombrilla, ¿qué sucedió? Ese libro llegó a Tuluca, México, a través de un profesor de la Universidad tuluquense y olvidé colocar el título. Entonces se publicó con el nombre de Poemas. Un volumen con una cubierta muy bella. La poesía es introspección. Ese otro ser: la conciencia hablando en forma metafórica. Resulta un momento de iluminación, digámoslo así, encontrar las palabras que ilustren ese sentir, esa hondura que nos lleva a decir algo. No es el deseo, es el impulso mágico, precisamente, lo que emerge de nuestro interior y desea salir y decir”.
-Desgarradora e íntima es su poesía en el libro Muchacha que baila sobre los papeles.
-Fue dedicado a mi hija, Kenia, ante su pérdida física, pero este libro, precisamente la hace presente, especialmente en una décima que termina: No se bien si en la ruptura, se ha quebrado mi palabra/ y una puntada macabra, late endeble en la sutura/ si la vida me procura, su encuentro con la verdad/ asumo esta realidad sobre el manto que nos deja… Evito estar triste y hablar de ese dolor que nos lacera”.

-¿La Habana tiene más de un jueves?
-Una secretaria donde yo trabajaba, en el antiguo Ministerio del Azúcar, actualmente Azcuba, me solicita escribir un poema por el Día de las madres. Leo aquel texto y sugieren enviarlo a un concurso de la Uneac. Cuestioné la propuesta por considerarla fuera de lugar de acuerdo con el nivel exigido a los participantes. No obstante, accedí. No obtuve premio; pero conocí a una compañera que me invitó a una peña en el Hurón Azul, en los portales de la Uneac.
“Esto me sirvió para que, en el año 1997, integrara el Grupo de Creación Nicolás Guillén, asumido por la Fundación con el nombre del Poeta Nacional. Surge este libro La Habana tiene más de un jueves, bajo el sello editorial de Extramuros, en 2005”.
-¿La ciudad que construiste…?
-Te refieres a mi tiempo de microbrigadista, constructora, en el municipio de La Habana del Este. Por supuesto, escribí poemas de la microbrigada, antes a los azucareros, a los hombres que miran el mar. Nace, entonces, Marcas de agua, un poemario que refleja la insularidad en la cual vivimos. No podemos negar que somos isleños y de igual forma estamos signados por la inmigración entre nuestras orillas, las de allá (Canarias) y las de aquí. Se publicó por la editorial El mar y la montaña, y resultó mención especial de un concurso Regino Boti León y de la Asociación Canaria de Cuba. Otro volumen: Paisaje en azul, está dedicado a mis vivencias en La Habana. Impreso bajo el auspicio de la Universidad de Tuluca, México.

-De un proyecto de letras a la inclusión de la ecología.
-En mis estudios socioculturales participo del proyecto La letra en rosa, también en La Habana del Este, invitada por la dirección municipal de cultura del territorio. Nos reuníamos en una finca agroecológica del Reparto Guiteras. Un lugar pleno de árboles frutales y maderables. Allí había un tanque de guerra pintado de rosa, justo donde hacíamos nuestro trabajo, junto a los artistas visuales.
“Jesús Leyva, a cargo de este lugar, había pintado todo de ese color, los hierros, todo... Durante cinco años acudíamos cada domingo. Diferentes causas, ajenas a nuestra voluntad, nos llevaron a trasladarnos a la Villa Panamericana, a la Galería Mariano Rodríguez, donde actualmente realizamos una invitación a nuestra peña de todos los sábados.
“Uno de los artistas visuales, el reconocido Ángel Silvestre, forma parte de este proyecto, a partir de un concurso organizado por el aniversario 500 de La Habana. Convocábamos a entregar textos de poesía ilustrada y le llamamos: Ciudad-poesía. Entonces apareció silvestre con sus ilustraciones y desde el 2014, hasta el 2018, nos regaló sus obras para los ganadores”.
Una mujer llena de sentimiento, capaz de transmitirlo a través de palabras q tocan el alma de quien las lee. Gracias a Raúl San Miguel por la entrevista, a L. Oneida por tanto, a Tribuna por publicarla. Por emocionarme. La Habana tiene más de un jueves...
Gracias, gracias, Raúl San Martin por su entrevista y publicación. Resumir una historia de vida es algo difícil y llevarla a un artículo breve, mucho más. De ahí que a ambos se nos escaparon algunos datos inentendibles quizás, por la grabación y el ruido de nuestra céntrica calle de Infanta y San Lázaro donde está la Librería Alma Mater. Manzano, no es Nicolás sino el poeta y profesor Roberto Manzano, de quien recibí el Curso de Teoría y Práctica de la Creación Poética. El proyecto la tertulia artistico literario La letra en rosa, fue creado por mi en mayo del 2008, bajo el auspicio de la Casa de Cultura del Consejo Popular Guiteras, municipio La Habana del Este y el Centro Provincial del Libro y la Literatura de la La Habana, en la finca de Jesús Leyva donde ya él realizaba un proyecto agroecológico y nosotros insertamos la literatura y otras manifestaciones artístcas, entre ellas, las Artes Visuales.El tanque de guerra pintado de rosado, todavía se encuentra en dicho lugar y aunque no realizamos la tertulia en el mismo , mantenemos la esencia de preservar la protección del medio ambiente, las tradiciones y el tanque de guerra rosado divino en símbolo por la defensa de la paz. Iniciamos el tercer domingo en el horario de la mañana y desde que estamos en la Galería de Arte Mariano Rodríguez se realiza los últimos sábados a las 3 de la tarde. Desde el 2014 a 2019, convocamos al certamen literario "Ciudad Poesía" y lo premiábamos en el mes de noviembre de cada año en saludo al aniversario fundacional de la ciudad. En este sitio se afianzó más el vínculo con las Artes Visuales y allí conocimos a mediados del 2019 al artista Ángel Silvestre, quien se sumó a la idea de hacer Poesía Ilustrada a partir de los primeros premios de cada año 2014-2019. Como la tertulia, trasciende las fronteras territoriales, intercambia y colabora con otros proyectos, la exposición de Poesía ilustrada del Concurso Ciudad poesía que convocó la tertulia La letra en rosa, se expuso en la Librería Alma Mater desde el 26 de octubre hasta el 22 de noviembre el 2019 en saludo al Aniversario 500 de la Fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana. El 15 de noviembre, a la sombra de las paredes ilustradas por Silvestre en la Librería Alma Mater, presentamos el Ebook La Habana tiene más de un jueves, de mi autoría, en una versión ampliada y publicada por la Editorial José Martí y el proyecto RedUniv de libros digitales del Ministerio de Educación Superior que coordina Raúl Torricella. A La Habana, le debo lo que soy y a muchas personas, cada sueño. Gracias, Tribuna!!!