Como un enigma, y de cuatro senderos de la literatura cubana, catalogó Víctor Fowler las reediciones de Enemigo rumor de José Lezama Lima; En la Calzada de Jesús del Monte de Eliseo Diego; Los párpados y el polvo de Fayad Jamís y Que veremos arder de Roberto Fernández Retamar. Las publicaciones a cargo de la editorial Colección Sur fueron presentadas en el espacio: el Sábado del Libro, en la Calle de Madera, organizado por el Instituto Cubano del Libro.

Foto: Cubaliteraria

En el caso de Enemigo rumor, su presentador, el intelectual y crítico de arte, Roberto Méndez lo clasificó como la puerta que conduce a creaciones más maduras, menos chispeantes en el lenguaje, y más filosóficas del autor; un ejemplar en el cual se puede hallar placer a través de los sonidos y brillos que siguen anunciando una estación de gloria, porque se trata de poesía mayor; fiesta del espíritu y un reto para el lector de hoy y de siempre.

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Por otro lado, En la Calzada de Jesús del Monte considerado por la crítica nacional y extranjera, como un clásico de la literatura hispanoamericana nos devuelve la delicadeza de la pluma del escritor y una visión de lo que significó aquella calzada que con su esplendor fascinó al niño que fue Eliseo. En él aparecen incluidos varios de los poemas considerados como los más representativos de su obra y de lo que podría llamarse su poética. Al decir de su hija, la también escritora Josefina de Diego García Marruz, (Fefé Diego, para sus amigos), este ha sido siempre el poemario preferido de sucesivas generaciones de jóvenes lectores y lectoras en Cuba y en muchos otros países, “quizás –decía papá– porque había sido escrito, ni más ni menos, por alguien como ellos, por un joven enamorado, lo que hace que se reconozca en sus temas, obsesiones, temores y alegrías”.

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La presentación de Los párpados y el polvo estuvo a cargo de Basilia Papastamatíu, escritora y amiga de Fayad. Este de todos es el volumen menos grueso pero que destaca por exhibir un lenguaje poético con una madurez y oficio notables. Su discurso se sumerge en el mundo de lo onírico del que domina lo irracional y lo sombrío. Papastamatíu recomendó leer la acertada introducción que hizo Virgilio López Lemus en esta ocasión, dado que nos permite situar bien la obra dentro de su propia producción, y dentro del quehacer literario de su época. También apuntó que “Los parpados… se instala ya con pie firme en una temprana pero válida madurez. Este libro coloca a Fayad de forma perentoria del lado que eligió estar, el de la ruptura y transgresión, el de poner en cuestión toda concepción, realidad o verdad congeladas, canonizada y aceptada como cierta y lógica. El autor apartándose entonces y encaramado en una desafiante soledad, en esta obra se identifica con el descolocado, el desvelado, el lastimado el hundido; y en el aislamiento de su angustia opta por refugiarse en la desrealidad del sueño como mecanismo de fuga”.

Para el ensayista y crítico Víctor Fowler, Que veremos arder constituyó un texto que lo enfrentó a una interrogante que siempre lo ha perseguido, ¿cómo se hace la literatura en tiempos nuevos? ¿Cómo se piensan los tiempos nuevos? Fowler señaló que en Retamar se encierran el binomio del poeta-pensador, la mirada radicalmente anticolonial, además de una posición de abierta asimilación no solo de la literatura cubana sino de las grandes corrientes de pensamiento de su tiempo y del pensamiento universal en general.

La presentación terminó en feliz contubernio entre anécdotas y lecturas de algunos poemas de estos escritores cubanos, los que además de compartir la cofradía de la escritura los unía una sincera amistad. Estos cuatro libros al decir de Fowler representan cuatro caminos de la extraordinaria riqueza de la escritura y literatura cubana. Un caudal aún por estudiar en las nuevas generaciones de escritores y en la literatura de hoy.