Conozco los esfuerzos realizados para que cada homenaje hecho por La Habana, por un aniversario 500 a lo grande, lograran inundar los corazones capitalinos del añorado espíritu festivo. Instituciones, artistas y autoridades se unieron para regalar a la Ciudad Maravilla un pedazo de sus almas, pero muchas veces el esfuerzo no es suficiente.
La semana pasada, parte pequeña de la inmensa capital acudimos al mítico Capitolio para apreciar la gala. Una cita que quizá obvió por sus razones propias a la multitud que se aglomeró en los alrededores y sólo les dejo el eco y la maravillosa fiesta de luces musicalizada por el maestro Frank Fernández.
Dialogando en términos estéticos y estrictamente técnicos mi criterio es que la inmensa ola que impulsa en la actualidad a doblar los espectáculos ya sea en vivo o no, mata mucho de la magia que diferencia al verdadero arte de la artesanía que reproduce esquema. El Teatro tiene sus inicios en monumentales coliseos, la ópera en inmensos teatros, todo el hacer escénico y en su rigor prevalecía la grandeza del espectáculo.
Aunque, si bien disfrutamos de momentos inolvidables y sublimes como las presentaciones de la Musicalísima Beatriz Márquez junto a Liuba María Hevia o las Sábanas blancas de Gerardo Alfonso, quedó en falta un hilo conductor para proveer de ritmo, sentido y fluidez los bloques Culturales.
Espero que, para la transmisión por la televisión, ya pasado por procesos de edición y montaje, logren sincronizar las voces con la mímica de los artistas que, en vivo, la mayoría no lo lograron, imagino por falta de referencia. Además, unificar los baches, algunos extensos entre temas y cuadros.
Un final de lujo fue sin dudas la composición musical que Frank Fernández preparó para la ocasión, sincronizada perfectamente con los fuegos artificiales y luces que brotaron del Capitolio dotando de fantasía y emoción.
Fue realmente de muy mal gusto el pésimo doblaje pareciera q falló la sincronización hubo sus excepciones Beatriz Liuba Gerardo y por supuesto la espectacular conjunción de la música de Frank con los fuegos artificiales con lo cual se borró las fallas fue una noche inolvidable
Muy bueno y oportuno -nos tienes acostumbrados a eso - su comentario. Dos cosas son fundamentales en su trabajo: acceso y calidad artística de la Gala. Fue triste que pocas personas (habaneras o no) disfrutaran de un espectáculo que despertó expectativas por la promoción dada en los medios; quizás por el lugar y la simbología del mismo. Considero, sin embargo, que este Aniversario, que será único, debió tener como protagonistas precisamente a los habaneros. Coincido con usted en que los mejores momentos artísticos fue la interpretación de Liuba y Beatriz; Sábanas blancas de Gerardo Alfonso, e incluyo al trovador Sosa. La cumbre, lo deslumbrante y esperado por supuesto, los fuegos artificiales. Reconozco me impactó la magia de luces y la melodía imponente de Frank Fernández. En ese sentido creo que, precisamente por el Aniversario que se celebraba, ése debió ser el cierre de la Gala y no el que tuvo. Ese momento mágico de luces y música debió ser el cierre de un 500 que quedará en la memoria de todos los que vivimos la fecha por única vez.