Si el recién concluido evento Post-it 6, no ha dejado la mejor de las impresiones, no debe cuestionarse la calidad de los artistas participantes. Culpemos tal vez al esfuerzo desbordado de los creadores por darlo todo en la reciente XIII Bienal de La Habana, principal razón, para no sentirse del todo comprometidos con este proyecto.

Las obras, en su mayoría, quedaron atrapadas en lo trillado y facilista, dejando mucho que opinar de manera nefasta y “minimizando” la importancia que siempre ha tenido y tendrá este evento para el arte contemporáneo cubano.

La culpa tampoco recaerá sobre las obras premiadas, las cuales, a mi juicio, destacaron de manera apropiada sobre “la masa” de creaciones. Aceptados han sido los tres premios otorgados por el jurado. Primer Premio para Liesther Amador (Ciego de Ávila, 1983) con video y fotografías que tituló Tiempo muerto (2018) una forma desmitificadora de representar una realidad marcada por la metáfora del estancamiento y la limitación.  Segundo Premio para Gabriel Raúl Cisneros Báez (Las Tunas, 1990) joven que destaca por la excelente factura, y cuya obra entiende de sensibilidades y no de intelecto, por tanto El salto (2019) -escultura ganadora- vislumbra una profundidad conceptual que sobrepasa los límites de la técnica y forma parte del expresionismo más impactante, alejado así de la frialdad de la escultura clásica.

Por último, el Tercer Premio fue compartido para Yoxi Velázquez Ricardo (Holguín, 1988) y la obra en conjunto de Talía Falcón Nizarane y Beatriz Fernández Piedra. La primera con la escultura Nap (2019) de carácter instalativo, en donde el personaje se encuentra envuelto en una atmósfera no perecedera e inconcebible. Por su parte, las dos creadoras que colaboraron juntas en la instalación: Otros mundos (2019) lo hicieron desde un minimalismo que bien puede hablar de la grandeza de las pequeñas cosas.

A todos los participantes queda la exhortación a preparar propuestas de mejor calidad, en consonancia con la seriedad del evento y de la propia naturaleza de la creación. El arte cubano no es una semilla naciente, es ya un árbol bien sólido que continúa haciendo crecer y sustentando importantes ramas. Por tanto, no hay dudas de que sigue dando buenos frutos.

Muchas felicidades a los merecidos premiados y al jurado que siempre les toca la responsabilidad más difícil, que esta vez estuvo conformado por Esterio Segura, Rocío García, Virginia Alberdi, Darys Vazquez y Sandra García.

Esperamos que para la próxima edición queden resueltas aquellas problemáticas que todavía adolecen en el evento: promoción, novedad en las propuestas y por qué no, una mirada más profunda hacia el interior, en aras de trazarse nuevas estrategias.