El diálogo con Lesmes Larroza González, director de la Academia de artes plásticas San Alejandro, fluye como suelen hacerlo los manantiales. La visión de este joven directivo y docente tiene la imperturbable exactitud de la luz cuando refiere el peso de la institución que dirige en su contribución al desarrollo cultural de la nación.
¿Cómo se insertan en los festejos por el aniversario 500 de La Habana?
“Estaremos de colaboración como parte de un pasacalle para decorar los cuerpos de quienes representarán las tradiciones aborígenes. Sin embargo, consideramos que nuestra institución debería tener una implicación mayor en estos festejos si tenemos en cuenta que es la única escuela de arte que viene desde la colonia, pasa por la seudo-república y llega con la Revolución hasta nuestros días.

“Hemos propuesto realizar, desde nuestros modestos esfuerzos, una exposición en homenaje a la artista Ileana Mulet, considerada la pintora de la ciudad, una creadora de amplia trayectoria y reconocimiento nacional e internacional, graduada de nuestra escuela. Cuando le solicitaron exponer en otras galerías habaneras por el 500, decidió fuera aquí, el 6 de noviembre, a la 1:00 p.m., con su muestra denominada Zona costera, porque La Habana, indudablemente, está bordeada por un reconocido litoral.
¿Cuál es la presencia de la Academia en el centro fundacional?
“No debemos olvidar que, en El Templete, lugar que se asume como punto de fundación, las obras expuestas en su interior, fueron realizadas por el francés Juan Francisco Vermey, un fundador de nuestra Academia, para gloria de La Habana y del arte universal. Estas pinturas forman parte de la historia de nuestra nación.
“De ahí que tanto profesores como estudiantes continúan ese legado y participan de proyectos sociales comunitarios, hospitales, círculos infantiles, trabajos con niños autistas, estudiantes con necesidades educativas especiales, como el Martí que está hoy, para bien, en la Escuela Solidaridad con Panamá. Una obra solicitada por la Fiscalía General de la República, para regalar a esos niños, en 2018, en la cual laboré con Dayan González, subdirector de la Academia. El humanismo que entraña la institución que representamos ha de estar presente en el aniversario 500 de La Habana, porque las dos instituciones docentes más antiguas de Cuba, son la Universidad de La Habana y San Alejandro”.
¿Por qué no tiene la condición de Monumento Nacional?
“Es una pregunta que me han hecho muchas veces. Lo más distinguible fue la cancelación de un sello postal por su aniversario 200 y colocamos una tarja conmemorativa al frente de la Academia que refleja lo ocurrido el 11 de enero de 1818. Citamos con orgullo la presencia de nuestro Comandante en Jefe, quien se convirtió en un amigo de la escuela. Era un estudiante y recuerdo la presencia de Fidel. Llega un 21 de enero de 2001. ¿Qué hace Fidel en aquel encuentro? Procuró desde el primer momento encontrarse con los alumnos. Preguntaba por todo el recurso material necesario, dónde se podían adquirir, pero hizo una pregunta que nos dejó atónitos: ¿Cómo será la enseñanza artística futura vinculada a los nuevos medios de tecnología y los nuevos procesos de la informática? Pidió que en quince días le hiciéramos una propuesta. Aquel acuerdo quedó sellado".
¿Cuentan con las posibilidades tecnológicas para este propósito?
“Nuestra escuela carece de estas posibilidades y es el centro metodológico rector nacional para este tipo de enseñanza en siete escuelas de todo el país. Debemos lograr que esas academias estén entrelazadas y garantizar el efectivo intercambio de los procesos académicos, compartir ideas, crear e insertarnos en una red de estas escuelas de arte. Debo referirme, en este sentido, a la importancia del discurso de Díaz-Canel, en el Noveno Congreso de la Uneac. Un texto que debe ser estudiado y consecuentemente aplicado a los requerimientos de nuestra Cultura. Considero que San Alejandro está en condiciones de mantener la propuesta sellada con Fidel y poder hacer más por La Habana”.