Aquella tarde en Guanabacoa, un barquito de papel zarpó desde las manos de Leovaldo Díaz Fernández para navegar hasta el puerto de Carmela A. Núñez Linares; con él, enviaba la propuesta: ¿Te gusta Viajar?

Ella, una recién graduada de arte dramático por el Instituto Superior de Arte, cumplía su servicio social como especialista en el Centro Provincial de Teatro, aunque en lo profundo de sí algo reclamaba más que la quietud de una oficina rodeada de papeles; él desde los 15 años había comenzado su relación empírica con los títeres en Palma Soriano, a lo cual fue sumando conocimientos en el Cabildo Teatral de Santiago de Cuba y más tarde en la escuela de Pantomima dirigida por Maritza Acosta.

La teoría y la práctica fusionada en una misma pasión: el viaje, para uno mental, para el otro físico, pero sintetizado en ambos como sinónimo de traslado,como acción movilizadora capaz de canalizar energías y llevarlas por los caminos de la creación y que encontró en el teatro de títeres para niños el mar donde emprender sus aventuras.

Ambos diseñan sus figuras a partir de una profunda investigación que contempla los aspectos morfológicos y psicológicos de los personajes y también de su producción. Foto: Cortesía del grupo

Así comenzó sutravesía juntos a bordo de una nave hecha de sueños, bautizada el 11 de octubre de 1999 como Teatro Viajero,una compañía de dos cuyo sello más distintivo es la búsqueda en sus espectáculos de la “interrelación del actor como animador, personaje y elemento escenográfico, con las figuras animadas en función dramática.”

Desde su primera obra juntos, Meñique, en que apostaron dramatúrgicamente por una historia contada desde la visión del gigante, transitando por De cómo Bebito y Timotea… Hum Hum Hummm… y Casa tomada, hasta su más reciente puesta en escena Títeres de Hielo, con comprometimientos más formales, demuestran su constante búsqueda de patrones nuevos que, aun manteniendo la tradición titiritera se atreve a incorporar conceptos de otras artes, especialmente de la plástica, para ellos la más osada y vanguardista de todas.

Teatro Viajero ha utilizado casi todas las modalidades de figuras animadas durante estos años Foto: Cortesía del grupo

No integran su repertorio un gran número de piezas; prefieren ser coherentes con sus posibilidades económicas y tomarse su tiempo para lograr en cada entrega la calidaddeseada.En ese sentidoyen aras de una mayor autonomía, defiende su libertad, de espacio y tiempo, lo cual no dejan de reconocer como una gran responsabilidad: su lugar para concebir, discutir los proyectos y luego ensayar es su propia casa; no cuentan con sede fija y es por eso que agradecen el reconocimiento del público capaz de recordarlos por sus intervenciones en espacios determinados, sobre todo en las comunidades.

Según Leovaldo, los titiriteros son seres bendecidos, precisados conservar la inocencia, sin apartar demasiado los pies del suelo. Otra de las ventajas del teatro de títeres para niños, opina Carmela, es que las obras no envejecen,aunque deban ser adaptadas al ritmo de la vida contemporánea y a las condiciones específicas del contexto.

La vida de Teatro Viajero ha estado también marcadapor el trabajo comunitario, el aspecto pedagógico a través de círculos de interés y talleres impartidos en diferentes espacios y su incursión en producciones para la televisión como el espacioDespertar con Pelusin emitido en 2008 por el revista informativaBuenos Días y en cual tuvieron la oportunidad de interpretar la última versión hecha en Cuba del mítico personaje.

Títeres de Hielo es su más reciente entrega donde las figuras están hechas de agua en estado sólido Foto: Cortesía del grupo

Para Leovaldo y Carmela 20 años representan la ganancia espiritual de trabajar sin descanso y por el camino conocer mucha gente buena,pero sobre todo la experiencia necesaria para comprender que cualquier espacio cedido a la egolatría solo significaría perder el tiempo, ese valioso recurso en que tantas cosas nobles se pudieran hacer.

Mirar hacia atrás y observar el camino recorrido les ofrece una medida de la valentía que exigieron muchos de sus proyectos, solo apreciables desde la distancia. También es una oportunidad para celebrar su armonía y sus contrastes; hoy son felices y en este momento seguramente se funden en un abrazo de amigos, compañeros y amantes de toda la vida.