Entre música, baile, misterio y pasión regresa a la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana (GTH) Alicia Alonso ( 4 y 5, 8:30 pm y 6 de octubre, 5 de la tarde)  una pieza emblemática del Ballet Español de Cuba que dirige el maestro Eduardo Veitía: El Fantasma.

El protagonista de la novela del francés Gastón Leroux (1868-1927), reaparece en las tablas cubanas, traducido en danza, ataviado en flamenco, inmerso en una coreografía imaginativa que involucra talento e imaginación.

El misterioso personaje, que desandaba los pasadizos subterráneos de la Opera de París (con interminables laberintos y un misterioso lago interior debajo del escenario), paseará por el GTH llevando una capa negra y el rostro cubierto con una máscara para que nadie pueda reconocerlo... así, un hálito de aventura y romance se tejerá sobre la centenaria escena donde vuelve a cobrar vida…

Como parte del extenso y original repertorio del Ballet Español de Cuba, El Fantasma es de esas piezas en las que se puede encontrar algo diferente y notorio cada vez que se disfruta. Veitía y sus huestes han demostrado (en el tiempo y con creces) que nada es imposible de decir desde el movimiento, mientras asumen el reto danzario de hacer contemporáneo el flamenco a partir de su mezcla con el ballet clásico y la danza, para la “degustación” equilibrada en el “paladar” de los amantes del género.

Dirigida y coreografiada por el propio Veitía, El Fantasma cuenta la historia de “un hombre sensible, que aunque fue marcado por el destino, puede amar con intensidad y es capaz de sacrificarse por la persona que ama”. En dos actos y seis escenas se resume la esencia de la acción y se arma la pieza donde están reflejadas luchas y tormentos, amores y anhelos, rechazos y crueldades hasta que, antes de morir y como símbolo de su amor eterno, el fantasma le regala su máscara a su amada Christine, para quien la deformidad de su rostro no hace más que sensibilizarla con su sufrimiento...

Eduardo Veitía, alumno aventajado de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, sigue la esencia de la Maestra en cuanto a coreografía toca, porque sabe que es algo vivo, en constante cambio para respirar siempre en su tiempo. Por eso, sus creaciones crecen al pasar los años, parecen nuevas piezas que nos llegan como la primera vez. El Fantasma no es una excepción. En esta ocasión, vuelve con su carga de colorido, hispanidad y también cubanía para llenar de alegría el emblemático teatro habanero, una vez más.

El Fantasma es una coreografía imaginativa que logra instantes de alto vuelo en escenas como En el subterráneo, El adiós, El rapto y La trampa, donde el coreógrafo deja en claro un nivel de creatividad sui géneris, para poder trasladar esta obra al flamenco.

En el plano sonoro la música escrita para El Fantasma de la Opera, por Andrew Lloyd Webber se enriquece con una versión libre realizada por Alejandro Valdez Reyes, director del grupo Palo de Agua, más cercana al flamenco y que será interpretada en vivo por la misma banda durante las presentaciones.

Visualmente, la obra ha crecido en novedoso vestuario de toque contemporáneo, informal y teatral al mismo tiempo, creado por Maray Pereda Maite Dumenigo y los inspirados diseños de escenografía obra de Támine González, que convocan una atmósfera de encierro no exenta de elegancia e incógnita.

En buena medida, el triunfo de esta puesta se debe a la coreografía y a la estructura dramática, al sencillo y funcional decorado y a las luces, que recrean hábilmente espacios y ambientes. La otra parte del éxito está relacionada con los bailarines. Aun cuando se observa una nueva y juvenil compañía, puede constatarse un buen trabajo de equipo en el elenco que ya se va sedimentando sobre las tablas.