Mendaro conversa como quien cuenta una fábula milenaria. Cada frase que brota de sus labios abraza el viento llenando cada rincón del lugar donde se encuentre. Este año la Agencia de Artes Escénicas Actuar entrega a varias personalidades el Premio por la obra de toda la vida, entre las cuales se encuentra Orlando, quien no pierde con tal honor la sencillez.

“Tal vez sea de los pocos en decir esto: Yo no quería ser actor, no me interesaba para nada. Nací aquí en La Habana, en Maternidad de Línea, pero signado por la literatura, desde pequeñito las primas de mi mamá, que es de ascendencia camagüeyana, me pusieron Pulgarcito de sobrenombre. Ellas me contaban historias infantiles, aludían a mi fantasía por lo que aprendí a leer bastante rápido. En las vacaciones nos íbamos a Camagüey a pasar tiempo con la familia y luego era yo quien leía para mi abuela, para mis primos que eran muchos. Luego descubrí que desde ese entonces ya hacía intuitivamente lecturas interpretativas.
“Mi madre era una cocinera genial, lo cual nos dio una posición confortable en casa de millonarios donde ella era la jefa de cocina. Gracias a eso pude estudiar y cultivarme, fui a la escuela de curas donde también leía, a mí me nacía hacer voces para cada personaje que interpretaba. Al cumplir 10 años la vida cambió pues quienes empleaban a mi mamá se fueron del país y ella quiso quedarse. Comenzamos a vivir en un solar de Centro Habana”.
¿Cómo llega la actuación como proyecto de vida?
—Yo quería ser médico, cirujano específicamente, a pesar de que me vinculé a grupos de aficionados y montábamos obras como La muerte de papá Montero, todavía no me imaginaba ejerciendo el arte como profesión. Entonces me cogió el ejército y pasé casi todo el tiempo preso pues yo solo quería saber de la carrera de Medicina. Fue muy frustrante pues no logré cumplir ese sueño ya que para poder mantenerme tuve que seguir con lo militar.

“La creatividad nunca me la pude quitar, di tumbos por varias facetas hasta que me encontré con un grupo de Teatro de aficionados, el cual intercalaba con una plaza de ayudante de soldador. Un día el director me mandó al ICRT a pasar un curso de locución para ganar en herramientas. No estaba muy convencido, pero fui, busqué mi planilla y cuando llegué a la casa que leí, era para la Escuela de Actuación. Sin mucho convencimiento, más bien impresionado, hice las pruebas y las pasé. Además, me licencié en Historia del Arte luego de terminar la escuela de actuación, primero porque me interesaba complementar mis conocimientos y segundo, no es lo mismo un negro con un título universitario (ríe). Yo soy de la tribu de los 70, de la escuela de Alejandro Lugo.
Mendaro y sus personajes
—Los negros en la Televisión tenemos que ser buenos, muy buenos, no me doy con un canto en el pecho pero es innegable que por muchos años estuvimos en desventaja por temas de tabúes y los encasillamientos en personajes tipos. Todavía recuerdo cuando me llamaron para hacer tres capítulos de un Horizontes, el personaje era un chulo garrotero y lo primero que hice fue llamar a mi familia de Camagüey para que me consiguieran la ropa. Así nació el Mano Suave con zapatos de dos tonos, guayaberas, pues todos mis tíos vestían muy bien. El cierre es una anécdota buenísima. Al frente de mi casa vivía un vecino que tenía un “cadenón” enorme. Un día que mi mamá me estaba entallando la ropa se aparece y le digo: ‘Tú no sabes lo bien que me quedaría la cadena esa con los botones de la camisa abiertos…,’ no me dejó terminar y respondió: Me la devuelves cuando termines el Horizontes. Luego de grabar los tres primeros capítulos que me correspondían, el personaje gustó tanto que se quedó. Gracias a eso trabajé con mis profesores Alejandro Lugo y Alden Knigth que eran dioses para los que éramos jóvenes y comenzábamos en la Televisión. Tuvo tal éxito el Mano Suave que cuando triunfó la Revolución la primera reacción fue quitarlo, pero el público comenzó a llamar preguntando por qué y tuvimos que regresarlo. Claro, cambió, se adaptó a los nuevos tiempos pero siempre en el invento.
Orlando hoy
—Cada nuevo reto en mi vida como actor trato de enfrentarlo como si fuera mi primer y último personaje. Uso cada vivencia y experiencia por la cual he pasado y la entrego a la historia. Espero poder continuar haciendo lo que me gusta por muchos años, mientras la vida me lo permita.
Mis felicitaciones y mis mejores deseos para que siga por muchos años más haciendo lo que mejor sabe hacer, actuar y enseñar con su ejemplo. Un abrazo amigo.
Muchas gracias.
Mis FELICITACIONES y agradecimiento al joven periodista Miguel Moret Jiménez por su trabajo durante la entrevista y en la selección para publicar. Y me complace el haberle proporcionado la oportunidad de develarle al público en general mi nombre oficial; Orlando. Mendaro Gregory
Me agradó esta entrevista. Mi cordial felicitación a Mendaro por el bien ganado Premio. Ojalá que su presencia sobre las tablas se prolongue por muchos años más.
Para,mi es y sera tremendo actor, que lastima que no se vea, ojalá lo podríamos ver otra vez