Existe una cantidad recomendada por los médicos para el consumo del café, sin embargo, escuchar música, si de buena se trata no tiene restricciones, al contrario, se exhorta alegrar el espíritu con el abrazo misterioso de sus acordes. Y esa es una de las razones por la que el Pabellón Cuba, para regocijo de los “trovadictos” capitalinos, ha mantenido en cartelera la peña Tres Tazas del cantautor Silvio Alejandro Rodríguez, quien desde hace 11 años nos embulla cada viernes, a las 5.00 p.m., a corear sus canciones y las de sus invitados: Ireno García, Marta Campos, Yaima Orozco, Ray Fernández, Juan Carlos Pérez, Benito de la Fuente, Eric Méndez, Frank Delgado y tantos otros.

Pasar agradablemente este verano entre guitarras y fraternas compañías, sigue siendo el empeño de la cita, parte inseparable de la edición 20 de la Feria Arte en la Rampa. No se trata de una alusión al delicioso néctar de los dioses, es sobre todo “un acto de terquedad creativa”, un llamado al convite por la metrópoli, al rescate de su memoria sonora y un homenaje a la intrínseca belleza que tienen las cosas sencillas pero perdurables. Esas convicciones han sido los resortes de este artista, desdoblado, en cuerpo y alma, en la Cultura. Una tarde pasada por lluvia nos le acercamos.

El autor de Hijo de islas empezó primero por la poesía porque le faltaba la guitarra, y cuando sus padres le regalaron un requinto supo que “no había vuelta atrás”. En un frenético proceso de trabajo hilvana armonía y versos, elementos expresivos con los que reverencia al amor de pareja, a la familia y a la sociedad, sus más latentes inquietudes. Admite grandes influencias: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, los Feliú, Carlos Varela. También se nutre de sonoridades foráneas: Fito Páez y Luis Eduardo Aute.

Se le puede escuchar en la Antología de la Nueva Trova (volumen 4) y en el CD colectivo Acabo de soñar, donde musicalizó un poema de José Martí. Atesora además en su haber seis discos propios.

Rememora con mucho entusiasmo su etapa como Presidente, en esta urbe, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) porque con sus afanes, y los de toda la membresía juvenil, logró concretar algo “tan lindo e importante como la Casa del Joven Creador”; la famosa Madriguera, sito en Infanta y Jesús Peregrino, final.

Habanero empedernido dice ser. Su sitio favorito son los bajos del segundo arco del puente del río Almendares, allí, muy cerca de su orilla, en complicidad con una tupida buganvilia, proyectada su sombra en el entorno delicioso, vive la ciudad. Ha tirado el ancla en el lugar que lo vio nacer por eso siente que todavía le debe. Sueña realizar un videoclip, junto a trovadores amigos, con su tema de hace 15 años, Si te vas de La Habana como regalo por el cumpleaños 500 de la Villa de San Cristóbal.

En esta pieza le pide al viajero que no se muera “sin verla de nuevo”, que no se olvide “del Prado leonino”. Propone llevarse del Malecón “las ganas” porque “La Habana es y será tu destino, tu libertad”. De Silvio Alejandro sin duda lo es.