A los 34 años, Carlos Solar es uno de los jóvenes actores cubanos con mejor proyección escénica. Fuera de cámaras, su rostro refleja cierta seriedad que contrasta lo risueño que resulta al despegarse de los nervios.
Su vestimenta sencilla es muestra de humildad, esa que, según cuenta, le fue inculcada por sus padres en la infancia. “Fui un niño criado bajo normas éticas y morales que me ayudaron a forjarme en el hombre que soy. Me enseñaron la importancia de valorar y respetar a las personas, así me convertí en un alma honrada y luchadora. Admiro mucho a quienes se entregan por completo para cumplir sus propósitos en la vida y realizar sus sueños”.
Estudió Refrigeración y Licenciatura en Fisioterapia y Rehabilitación; sin embargo, su actual profesión, la actuación, llegó a él de forma insospechada.
Todo comenzó como una diversión. A través de su hermano se vinculó a un taller en el Gran Teatro de La Habana. Poco a poco se enamoró de las tablas y en la actualidad esta manifestación artística se ha convertido en una de sus mayores pasiones.
Guarda un enorme cariño hacia su primera obra dramática, Otelo: el moro de Venecia, en la cual interpretó el personaje de Yago. Ella marcó un antes y un después en su carrera artística. Las ganas que tenía por aquel entonces de imponerse en el medio, son las que inciden en el sentimiento tan especial que le tiene. Otelo fue su bautizo en las artes escénicas, el primer trabajo que realizó y, definitivamente, su mejor obra.

En la actualidad pertenece a varios grupos teatrales, como A teatro limpio y Jazz Vilá Projects. Esos grupos constituyen para él inmensos tesoros, lo que más ama son las obras y proyectos que realiza dentro de ellos.
Luego del teatro se le abrieron las puertas de la televisión y el cine. En esta etapa trabajó muchas veces sin documentación que lo acreditara como actor. En ocasiones ejerció sin remuneración, solo por la satisfacción del trabajo realizado. Fue así que, através de una película, logró conseguir sus documentos laborales.
Recuerda con emoción al grupo teatral La carreta de Tespiz, pues le posibilitó su primer personaje en la pequeña pantalla: el espantapájaros en la serie infantil Don Polilla. Le atribuye a este papel una gran ayuda en la que considera la mejor y más difícil etapa de su vida: el nacimiento de Fabiana Amelia, su hija.
Al principio tenía un poco de miedo y pensaba que no estaba preparado para esta tarea. Fue difícil, pero la experiencia de trabajar con y para los niños, lo llevó a cambiar el temor de un padre primerizo por el sentimiento que se goza en la paternidad. Su niña se convirtió en una gran bendición.
Gracias al director de cine cubano Ernesto Fiallo, participó por primera vez en una novela e interpretó a Manolito en Tiempos de amar. “Me gustó mucho ser partícipe de esta telenovela, me lanzó a la fama y agrandó mi vínculo con la televisión, pero la gloria no representa lo más importante, la satisfacción y el reconocimiento del público, sí”.
Este salto a la popularidad le otorgó un papel en la película Inocencia de Alejandro Gil y en la serie Con ciencia dirigida por Rudy Mora.
Su gran pasatiempo es la naturaleza. Esta pasión la descubrió en , durante la filmación del programa Zoológico. En los reptiles, las aves, los árboles… la naturaleza en sí, encontró algo novedoso. La riqueza de la biodiversidad ayudó a cambiar su concepción de todo lo que le rodeaba. Desde ese entonces se ha convertido en un conservacionista natural.
Sus conocimientos de Biología son comparables con los de cine y teatro. Disfruta tanto ver un documental de Animal Planet, una obra teatral de Carlos Díaz, como observar sus adoradas películas de cine cubano y universal.
Cuando el trabajo lo permite, pasa sus días libres en el campo, disfrutando del aire puro y la música cubana, sobre todo de agrupaciones y cantantes como Kelvis Ochoa, Paulito FG, David Torrens y Habana de Primera, a quienes considera genuinos representantes de la música cubana.
Con sonrisa pícara rememora los momentos felices que ha tenido en su vida, entre ellos las varias veces que ha entregado por completo su corazón.
"Muchas veces me he enamorado. Soy un romántico las 24 horas del día, me gustan los detalles, las sorpresas y vivir la inigualable aventura que ofrece siempre el amor”.
Sus habilidades como comunicador le han servido para vincularse a proyectos como Bailando en Cuba, en el cual participó como locutor. Ese concurso fue una gran experiencia que le permitió incursionar en la locución, algo que desconocía completamente, le abrió nuevas puertas.
Tuve la oportunidad de compartir escenario con varios artistas reconocidos y admirados por todos los cubanos como Camila Arteche, Leo Benítez y Marlon Pijuan. Cuenta que fue algo único formar un grupo de trabajo con tan grandes profesionales.
Carlos Solar es un hombre con varios matices en su corazón y diversas metas por alcanzar. Solo pide muchos años de vida para poder hacer todas las cosas que tanto ama y lo llenan de satisfacción.
Muchas gracias Cristina,por tan bonita entrevista.
Fue un placer. Éxitos!!! Y que se repita.