Las primeras secuencias de El regreso se convierten en naipes delebles sobre los cuales, a punto de descarrilar, logra sostenerse el filme ópera prima -con la dirección- de la reconocida actriz Blanca Rosa Blanco, en codirección con Alberto Luberta Martínez.

Una historia policial bien intencionada a través de las excelentes actuaciones de Verónica Lyn, Rafael Lahera, Yadier Fernández, Yasmín Gómez, Yaité Ruíz, Carlos Enrique Almirante, Osvaldo Doimeadios, Jorge Martínez, y la propia Blanca Rosa, sostienen al espectador en las butacas bajo la expectativa de una trama con todos los ingredientes del género, pero sobre un tejido novedoso que permite la complicidad del público con una historia tan real como posiblemente vivida bajo el peligro acechante de la violencia contra la mujer.

Considero que, entre los polines del guión, por donde transita El regreso, no era necesario ofrecer un parlamento para confirmar (lo que también era a gritos visible, desde el primer momento) la historia secundaria del amor entre los oficiales investigadores, ni hacer la concesión de planos protagónicos al virtuoso cantante David Blanco -sin necesidad del recurso de etiquetas para acompañar la banda sonora de la cinta- y mucho menos, “quemar” las capacidades actorales de Almirante en un papel que lo dejó en un callejón sin salida para exhibir sus potencialidades.

Aunque, en este sentido, es válido recordar que en su opera prima, Blanca Rosa, busca variantes que contribuyan a alejar de, comparación ninguna a un triller facilista, a quienes (ya) la acuñaron en las series policiales de la Televisión Cubana, Tras la huella y Día y noche.

A su favor, las declaraciones que realizó a la revista online Cubasí, “Cuando emprendo un proyecto, sencillamente lo hago con todas las de la ley o, de lo contrario, lo rechazo”.

No obstante, sobre el carril, se mantuvo el suspense en el rostro de cada naipe repartido por Blanca Rosa y el duelo actoral con Lahera que –sin entrar en artilugios banales- llevó al segundo a un plano diferente en el análisis de la violencia sobre y contra la mujer. Y, ¿el final?, no pudo ser más sentencioso como advertencia de un mal que trasciende en el tiempo y casi siempre puede provocar más de una víctima.

Blanca Rosa apostó y cautivó. Su película ya está en el circuito de estrenos de los cine de La Habana, entonces, ustedes tienen la palabra.