Los cubanos muestran significativos avances en prestaciones sociales, inimaginables antes de la Revolución. Y representativo de esas conquistas alcanzadas por el pueblo están el Sistema Nacional de Enseñanza, Programas de Educación y Salud para todos los ciudadanos, con servicios básicos sin costo alguno, ni distinción de clase, credo, ni raza.
Y esos indiscutibles progresos se obtienen a pesar del genocida asedio, ese que, por más de seis décadas, (record de ignominia) instrumenta el gobierno de los Estados Unidos y cual no solo se limita al bloqueo económico comercial y financiero más largo de la historia, sino que suman campañas mediáticas de subversión, acciones de desinformación con reiterados fake news y una práctica cotidiana de tergiversación de la realidad, con énfasis en redes digitales y medios de comunicación.
Este 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, la nación caribeña tiene disímiles experiencias que exhibir en ese frente de profunda sensibilidad humana. Cuba potencia el desarrollo de la Cultura integral, así como programas sociales orientados a los más vulnerables de la sociedad, entre otros indicadores de Desarrollo Humano que desde el triunfo revolucionario de 1959 se fueron masificando con el propósito de que cada compatriota tuviese iguales oportunidades.
Y aunque la disponibilidad de recursos para alcanzar mayores logros es aún insuficiente por el criminal bloqueo que incide en todas las estructuras socio-económicas del país, se han creado Casas de Abuelos, Sistemas de Atención a la Familia, SAF, Peñas culturales, Universidad para el Adulto Mayor, Programas deportivos a desarrollar en parques y áreas destinadas para ejercitar a las personas de la tercera edad.
Pero también niños, adolescentes y jóvenes tienen en sus centros educativos oportunidades de incentivar la práctica deportiva desde tempranas edades, y algunos conquistan becas en diferentes disciplinas e importantes lauros como virtuales talentos en esa rama.
Derecho humano es también la erradicación del racismo y las desigualdades de clase institucionalizadas en Cuba durante la entonces “republica mediatizada” donde estuvieron enraizados esos flagelos. Estos incluían limitaciones de acceso a estudios de nivel superior, a círculos sociales, escuelas privadas, playas, zonas residenciales, y en algunas estructuras políticas, económicas y comerciales, etc.
También se imponía el fatalismo geográfico, pues la inmensa mayoría de los residentes en los campos y lugares apartados del país, no podían aspirar al incremento de sus conocimientos técnicos y profesionales, menos aún a licenciaturas en la Casa de Altos Estudios.
De no existir el cerco imperial, (abominable quebranto de derechos humanos, sistemático, contra este territorio de gente noble, solidaria y de paz), el pueblo cubano aguerrido, ingenioso, emprendedor, con destacados resultados científicos y dispuestos a vencer cada desafío y apostar al desarrollo sostenible, conquistaría el futuro de bienestar, y con mayor equidad que se prevé alcanzar con la construcción del modelo económico y socialista de la nación.
Otras informaciones:
![[impreso]](/file/ultimo/ultimaedicion.jpg?1765421319)