Foto: Tomada de Redes Sociales

El capitán de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) presuntamente asesinado, Leonel Mesa Rodríguez, era un vecino especial.

Así lo cuenta Ignacio Ramiro Hernández Crombet: «Tenía una cualidad que lo hacía muy singular y a la vez excepcional, y es que, era una persona extraordinariamente humana y solidaria con sus vecinos, sin distinción, lo que necesitara cualquiera en el barrio, particularmente relacionado con cuestiones de salud...».

El capitán del Ministerio del Interior, Leonel Mesa Rodríguez, era de origen campesino, natural de un pequeño poblado rural, conocido como la Rana, municipio de Taguasco, provincia de Sancti Spíritus.

Allí, creció como niño del campo, en un ambiente sano, humilde y noble, propio del alma campesina de estas localidades de Cuba, donde la mayoría de la gente es muy generosa y campechana, y su familia no estaba aislada de esto; de hecho, es una familia formada en valores patrióticos y revolucionarios muy sólidos, lo que influyó extraordinariamente en la educación del futuro combatiente del Ministerio del Interior (Minint). Desde muy joven se convirtió en trabajador de la agricultura, donde operó vehículos agrícolas.

Luego de cumplir varias misiones en las fuerzas auxiliares de la PNR, no dudó ni por un segundo en ingresar a las filas del Minint, cuando sintió que era esta su verdadera trinchera y su lugar definitivo, por convicciones profundas y probada vocación.

Y tras prepararse y formarse como Agente del Orden Público, fue asignado a la Policía Ferroviaria, donde obtuvo excelentes resultados en el cumplimiento de las misiones de esta línea de enfrentamiento de la PNR.

En una de las travesías interprovinciales, conoció- por esos azares de la vida- a quien sería su primera cónyuge en la provincia de Villa Clara junto a la cual procreó dos hijas. Con el decurso del tiempo, continúan las vueltas de la vida y establece segundas nupcias, donde crece su dicha y responsabilidad paternal con dos niñas más.

Durante largos años de servicios, se mantuvo ocupando el cargo de jefe de sector, en varias zonas del municipio de Caibarien, localidad cangrejera y pesquera, que lo acogió y adoptó como un hijo.
Mantuvo una conducta política y moral sin una sola mancha y señalamiento, en su doble condición de militante del Partido Comunista de Cuba y de miembro del Minint. Su posición ideológica siempre fue intransigente, sus principios inquebrantables, lo cual demostró con vehemencia y fidelidad infinitas.

Era un hombre extremadamente sencillo, su alma campesina jamás se extinguió, le encantaban los guateques de Palmas y Cañas y la música tradicional mexicana, los caballos, la vida campestre, etc.

Hay que señalar algo que lo hacía muy singular y a la vez excepcional, y es que, era una persona extraordinariamente humana y solidaria con sus vecinos, sin distinción, lo que necesitara cualquiera en el barrio, particularmente relacionado con cuestiones de salud, ahí estaba él, su moto asignada estaba a disposición de la comunidad, cuando lo llamasen por alguna urgencia, en la medida de sus escasas posibilidades.

Por otra parte, era un soldado incansable del orden, la tranquilidad y la justicia; vivía por y para ello. Totalmente dedicado a sus misiones, con alto sentido del deber ser, sobre todo, de la laboriosidad y la responsabilidad.

Jamás lo vi y quizá no lo vio nadie descansar ni un solo fin de semana, pues siempre andaba «corriendo», combatiendo día y noche, sin darle la más mínima tregua a la delincuencia. La gran mayoría de las veces, corriendo el mayor peligro en altas horas de la madrugada, en cualquier rincón oscuro, dentro de los apagones, bajo el sereno, el frío, la lluvia, la niebla, y hasta en medio de ciclones y tormentas eléctricas.

Dormía muy poco y prácticamente no lo hacía. Se introducía en los montes, en las sabanas y en las lomas, para enfrentar hechos criminales contra el ganado, y muchas veces tenía los resultados deseados e impostergables. Solo se le «peleaba» de una forma sana, por el altísimo riesgo que corría, acompañado solamente por la luna y las estrellas. Y así fueron muchos, los hechos delictivos que descubrió y también contribuyó decisivamente a esclarecer y cortar, especialmente los delitos contra el ganado mayor.

A la vez que hostigaba a la delincuencia, y debo aclarar que, jamás lo vi ofendiendo ni injuriando a ningún delincuente, era amigo del combatiente, de la federada, del campesino, del obrero y trabajador honrado, de las personas decentes, y a todos los vecinos de cada una de las comunidades donde ocupó el cargo de jefe de sector, los trató con ética y respeto.

Su respuesta a cualquier hecho delictivo antisocial y de indisciplina social era realmente asombroso, lo hacía con tremendo compromiso y admirable destreza. Realmente, su vocación de ser policía, su sacrificio, consagración y su capacidad de trabajo era algo invaluable. Le llamaba a sus compañeros, vecinos, amigos y amigas del pueblo: «negra» o «negro» según correspondiera, y de la forma más afable.

Era un jefe de sector de pueblo, un hombre totalmente campechano, honrado, muy alegre y extremadamente natural y humilde. Jamás dio el más mínimo indicio de miedo. Y estoy convencido, de que no conocía el miedo, y eso también lo llevó a tan triste, cruel, y a la vez heroico desenlace.

Realmente, burlaba de forma permanente el peligro. Varias veces recibió agresiones por parte de connotados delincuentes y bandidos, pero jamás… ¡Jamás esto laceró, ni un ápice, su voluntad férrea y altísimo e insuperable espíritu de entrega! Pudo haberse jubilado y no lo hizo, porque su sentido de pertenencia, su compromiso revolucionario, su vocación de servir, su pasión y amor por la PNR y el Minint, no alcanzaba límites.

Dejó una de sus niñas, con una diabetes mellitus en estado avanzado. Era altruista. ¡Jamás pedía nada material! ¡Lo único que hacía era trabajar, trabajar y trabajar muchísimo! ¡Día y noche! ¡Era el mejor jefe de sector de la provincia! ¡Era absolutamente incorruptible! Entre innumerables distinciones y condecoraciones, ostentaba la condición: «Elogio a la Virtud» otorgada por el Minint.

Ver además:

Nota informativa del Ministerio del Interior sobre presunto asesinato de un oficial de la Policía Nacional Revolucionaria