Hay herencias y herencias. Tras la partida física de José Luis Santana, quien fuera presidente de la Federación de Asociaciones Culinarias de la República de Cuba, Eddy Fernández Monte, quien lo sucedió en esa responsabilidad, nos heredamos el uno a la otra. Así lo decía a cada rato.
Orgulloso de su profesión, su gorro y chaqueta de cocinero, representó a Cuba en eventos internacionales, defendió que la cocina cubana fuera declarada Patrimonio Cultural de la nación y bajo su dirección, esta llegó al espacio virtual mediante cursos y al papel, mediante la editorial de la federación.
Hoy, cuando fue él quien partió, no se puede menos que recordar su atención, su deferencia hacia colegas de la prensa, a quienes mantuvo cerca a lo largo de los años, por una percepción muy preclara y anticipada de la importancia de la comunicación para la comprensión de los fenómenos y las acciones.

Era campechano, respondía largo a las preguntas del gremio, le dolían las angustias de Cuba y su repercusión para Artechef, el restaurante-escuela de la organización, que en algún momento describió como la primera forma de gestión independiente en el país.
Hoy cuando la noticia de su partida todavía parece mentira, compartimos algunos de sus criterios sobre la cocina cubana, las acciones para llevarla a las nuevas generaciones, cómo se reinventaron en pandemia, entre otros tema.
Eddy decía que…
En una felicitación a la membresía de la organización por el cumpleaños de la federación, en medio de la pandemia, señaló: “Hoy no podremos celebrar esta efeméride como se hubiera deseado, con una fiesta popular en cada cuadra, en cada rincón del país. Las condiciones epidemiológicas no lo permiten, por eso, este aniversario 40 tendrá una silenciosa conmemoración desde el corazón de todos sus asociados y de los que hacen cada día la cocina cubana en sus casas con un verdadero espíritu de creación y resistencia”.
En esos meses de confinamiento, respondió a Tribuna de La Habana: “Estos meses dieron la posibilidad de poner nuestra cocina cubana en función de la familia, utilizando los medios digitales, con interacción entre la familia y las y los profesionales de la cocina, con recetas y preguntas, tanto de niños como de personas adultas…”.
De esos tiempos, insistía en procedimientos que tendrían que haberse mantenido una vez levantado el banderín de la covid: el uso permanente de la mascarilla en la cocina, la colocación de forma obligatoria de baños podálicos y sustancias para la higienización de las manos, la limpieza de las superficies y la separación de las mesas para el distanciamiento físico.
Para Eddy, “en cada hogar hay una cocina cubana diferente, por el mestizaje diferente, una cocina rica, llena de experiencias y sabiduría”.
Cuando ya no estará en los diferentes eventos defendiendo el legado de esa cocina que le corría por las venas, heredero de Gilberto Smith, José Luis Santana y otros tanto, solo queda decirle: Hasta la vista, Chef.
Este jueves, en el homenaje final realizado a mi amigo Eddy, recordé la estrofa de una canción de Sabina: "Parece que fue ayer cuando se fue Al barrio que hay detrás de las estrellas La muerte, que es celosa y es mujer Se encaprichó con él Y lo llevó a dormir siempre con ella" Quiero pensar que solo así nos dejó, porque amaba a la vida, a su trabajo, a los miles de amigos que lo rodeaban. Te vamos a extrañar; eras un hombre sencillo, carismático de nacimiento, amable, simpático, emprendedor, cariñoso, bueno.