Hago un retroceso imaginario en el tiempo en nuestro periplo de esta semana por 8 provincias del país, para regresar a Granma y comentarles sobre una parada intermedia en la terminal de ómnibus, donde intercambiamos con transportistas no estatales y pasajeros que se encontraban allí.
El debate fue intenso y necesario. Transportistas con vehículos arrendados, porteadores privados y distintas personas que deseaban viajar, expresaron opiniones sobre las tarifas y los desafíos de la movilidad en la provincia, que no dista mucho del resto del país.

Los choferes explicaron con números en mano sus razones de por qué hoy resulta imposible mantener la tarifa aprobada inicialmente y, en cambio, deben elevarla a lo que cobran actualmente. El alto costo de las piezas de repuesto y reparaciones, el combustible pagado muchas veces en dólares, el mantenimiento constante y las dificultades para acceder a insumos básicos han elevado los gastos operativos.
En este escenario, ellos expresaron que cobrar más no es solo una decisión, sino una necesidad para sostener el servicio.
Lo anterior no justifica la actitud inescrupulosa de quienes, más allá de los costos elevados de la actividad, aprovechan determinados periodos y horarios, y exigen el pago de cifras muy superiores, abusando de quienes tienen la necesidad. En no pocos casos esas personas ejercen la actividad de manera ilegal, sin licencia de operación de transporte, lo que evidencia también la necesidad de reforzar los sistemas de control y enfrentamiento de estas conductas.
Por otro lado, la población expuso su mayor preocupación. El problema no es solo el precio alto de los no estatales para muchas personas que reciben bajos ingresos, sino la falta de opciones. En este caso el servicio estatal, prácticamente inexistente.
Aquí hay una verdad que no se puede obviar. La mayoría de las personas no pueden costear de manera regular los verdaderos costos del transporte público, ni los del estatal, ni los de los no estatales, algo que sucede no solo en Cuba.
Ahora bien, los servicios estatales, que las personas perciben como aceptables en correspondencia con su poder adquisitivo, tienen un apoyo del Estado, que se expresa a través de la subvención que reciben las empresas, lo que permite que la población solo pague un tercio del costo. Ademàs entre los componentes del costo se incluyen los relativos a los insumos de importación, valorados a través de una tasa de cambio de 24 pesos por cada usd y el precio del combustible que se mantiene en 13.90 CUP el litro de diésel, también altamente subsidiado.
Los no estatales, que como regla se consideran elevados y en ocasiones abusivos, no reciben subvención de ningún tipo, la tasa de cambio a través de la cual adquieren sus insumos de importación es la del mercado informal y por último el combustible lo adquieren de diferentes formas y precios que van desde 13.90 CUP, cantidades muy reducidas que le asignan, hasta 1.10 usd cuando lo adquieren oficialmente en esa moneda o incluso a un precio mayor cuando existe desabastecimiento de combustibles o lo adquieren en el mercado informal.

Es necesario disponer de un servicio de transporte público accesible para la mayoría.
Por eso, la propuesta sobre la mesa es clara: trabajar para aumentar la cantidad de vehículos estatales en circulación, potenciar el ferrocarril y la movilidad eléctrica, garantizando así una opción asequible para la población.
Por otra parte, se debe avanzar en la organización de los servicios de transportación pública que prestan las formas de gestión no estatal y sus precios, mediante un proceso de concertación objetivo, con asesoría de economistas, que permita definir los precios y luego exigir su cumplimiento.
Una alternativa sería evaluar la posible definición de las tarifas centralmente, indexadas a la tasa de cambio y a los precios de los productos y servicios que más inciden en los costos de la transportación de pasajeros de las formas de gestión no estatal, a partir de evaluaciones periódicas y que en los territorios fijen en correspondencia los precios.
Una acción que incidiría de manera favorable sobre los costos de los no estatales sería, cuando sea posible, facilitarles el acceso a insumos con precios inferiores para contribuir a disminuir sus costos operacionales, de modo que dicho beneficio se transfiera a los precios que pagan los pasajeros, todo siempre de manera regulada.
Sabemos que un transporte público eficiente contribuye a la calidad de vida de nuestra gente y a la estabilidad cotidiana para quienes dependen de él. También es vital en el desenvolvimiento de la economía. La verdadera solución está en construir alternativas reales.
Aun cuando el escenario actual es muy complejo, seguiremos trabajando con la mirada puesta en lo esencial: mejorar los servicios de transportación de personas y cargas, hacerlos más eficientes, con mayor calidad, y con soluciones que beneficien a las parsonas con precios accesibles, independientemente de la forma de gestión que lo presta. Una ecuación difícil, pero que tenemos que hacerla posible, aprovechando lo que tenemos y generalizando las mejores prácticas.

(Tomado del perfil de facebook de Eduardo Rodríguez Dávila)
Otras informaciones:
Hay que trazar metas concretas en el tiempo porque sino se queda todo en el discurso. Saludos
Los choferes de las gacelas son las personas mas inescrupulosas y sinvergüenzas de este país No tienen compasión con nadie , en otras palabras LADRONES AL DESCUBIERTO
Esa información que dan los privados tiene un buen componente de cierto pero no es tan así pues la mayoría de ellos viven una vida holgada por sus altos ingresos No obstante el mal está en los bukenques que en infinitas ocasiones ganan más que los propios transportistas Si esa plaga de parásitos y delincuentes se eliminará, sería un beneficio para los que viajamos, muchas veces por necesidad impostergable
A fin de cuentas, qué aporta este artículo o nota o apuntes del ministro de transporte, NADA. No se hable más de subvenciones del estado, o de aquello que se importa para el funcionamiento de esto o aquello, háblese con mayúsculas de nuestros míseros salarios y jubilaciones para enfrentar los altos costes de la vida que nos ha impuesto ese dichoso Ordenamiento. La visita de un ministro a un centro de trabajo o contacto con el pueblo tiene que servir para dejar un mensaje de aliento y orientaciones para mejorar y no para seguir lloviendo sobre lo mojado no ya de temas que sepamos, es más que eso, son temas que sufrimos a diario.
Muchos gobiernos subsidian cosas para uso de las grandes poblaciones, y la transportación en las ciudades es una de ellas....en Cuba nos hemos encaprichado en resolver el problema del transporte con autos, omnibus en una ciudad como La Habana, donde es muy evidente que siempre se debió haber construido metros, sea sobre las arterias fundamentales por donde se mueven decenas de miles de personas, cuanto dinero se ha gastado en diferentes marcas de omnibus, autos y otros tipos, más gomas, combustible, y piezas de repuesto....