Una vez más y de manera reiterada, cada año la Asamblea General de Naciones Unidas rechaza el bloqueo criminal de Estados Unidos contra Cuba, quedando aislado Washington ante la comunidad internacional por su obsoleta política la cual además de cruel, es violatoria de los derechos humanos de todo un pueblo.
Sin embargo, repetidamente también en cada período de sesiones donde se aborda el tema, EE.UU. de manera cínica, justifica esa abominable e irracional estrategia encaminada a intentar asfixiar por hambre y carencia de medicamentos y otros recursos esenciales, a millones de cubanos que cohabitan la hospitalaria y solidaria Isla.
La Casa Blanca distorsiona la información sobre las consecuencias del asedio, omite la verdad e intenta desinformar y engañar a la opinión pública mundial cacareando sin moral ni basamento legal alguno, cuestiones de democracia y derechos humanos.
Si Washington estuviese realmente preocupado por el bienestar del pueblo cubano hubiese levantado el bloqueo (que tiene record de más de 60 años), y no lo contrario, recrudecerlo. Y por si fuese poca la vileza, mantiene además a la Mayor de las Antillas ( la víctima) en una espuria lista de países patrocinadores del terrorismo. Ello significa el colmo de la ignominia, pues la Isla es reconocida en el mundo por su espíritu de ayuda y solidaridad con todos aquellos países que han precisado de la colaboración médica, educativa, cultural, deportiva, u otras ramas del conocimiento, sin condicionamiento alguno.
Y llama la atención de los representantes de los gobiernos presentes en la ONU la retórica de Norteamérica “autoproclamada defensora de los derechos humanos”, de hablar de ese tema en un contexto de apoyo incondicional de la Casa Blanca al gobierno de Benjamín Netanyahu en Israel ante el genocidio que comete en Gaza y otros territorios y campamentos de refugiados en Palestina, también de Líbano y otras naciones del área, a la vez que invade y usurpa tierras ajenas bajo la égida de Washington.
En este siglo no se habían visto crímenes de lesa humanidad tan masivos y sistemáticos como los que comete actualmente el ejército israelí de forma descomunal y abusiva contra mujeres, niños y ancianos, sumando más de 43 mil muertes. Este hecho insólito y cruel que acontece en pleno siglo XXI denota el alto grado de degradación humana de quienes lo cometen y de aquellos que, como cómplices, lo apoyan y apuntalan con millones de dólares en armas y tecnologías de exterminio en masas, algunas prohibidas por convenciones internacionales, acercando a la humanidad a beligerancias de magnitudes y consecuencias muy peligrosas para su supervivencia.
Esa política de doble moral de la administración estadounidense es la que lo aísla cada vez más de decenas de naciones que no aceptan más bloqueos y estrategias de acoso al ver afectados sus intereses económicos financieros, y perjudicada además la fluidez de su desarrollo armónico y sin obstáculos, por el carácter extraterritorial del bloqueo a Cuba que incide en otras naciones soberanas e independientes.
No es casual, ni sorprende, que en el plenario de la Asamblea General de la ONU 187 países votaran a favor de la Resolución cubana contra el bloqueo, y solo quien lo aplica, Estados Unidos, y su aliado Israel, como ente quebrantador de derechos humanos, lo apoyase, mientras la República de Moldavia se abstuvo.

Cuba goza de prestigio mundial al no exportar armas ni muerte, solo fomenta servicios de Salud y colaboraciones que reivindican al hombre y su derecho a una vida más digna y justa.
Sigue resultando muy errada la política de los Estados Unidos de América contra Cuba, es profundamente injustificada, carece de solidez de argumentos y se aleja de los anhelos de los pueblos cubanos y norteamericanos. Solo responde a mezquinos intereses de poder de una mafia minoritaria, ultrareaccionaria, violenta e inescrupulosa que trata de imponer sus designios y cual se cobijó ( con terroristas confesos como fueron Luís Posada y Orlando Bosh) en el sur de la Florida, desde donde por décadas se han orquestado planes terroristas y subversivos, contra la nación caribeña.
Cuba no representa amenaza alguna para ningún país, y a pesar del brutal asedio sigue avanzando en la actualización de su modelo económico cada vez más ingenioso y abierto al mundo, y sin chantajes ni imposiciones.
Y de seguro, más temprano que tarde, con la unidad de sus compatriotas y la solidaridad creciente de otras tierras del planeta que admiran la dignidad de los cubanos, la Isla renacerá agigantada, como un pueblo de titanes.
Ver además:
AGNU: 187 votos por el fin del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba