El bloqueo económico, comercial y financiero sostenido por el gobierno de los Estados Unidos contra la Isla tiene record de ignominia por su esencia, contenido y aplicación en contra de alrededor once millones de ciudadanos que conviven en la nación caribeña.
Nada justifica el perenne asedio que daña servicios básicos, alimentos, medicamentos, tecnología hospitalaria e insumos y recursos que precisa el Sistema Nacional de Educación a todos los niveles, a la vez que incide negativamente en la estructura socio-económica del país.
En el informe recién presentado al Cuerpo Diplomático por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, quedó patentado que el ilegal bloqueo de Washington, además de extraterritorial por vulnerar soberanía de otras naciones, quebranta los derechos humanos de todo un pueblo.
Resulta absurdo, irracional y una manifestación de doble moral de la Casa Blanca, incluir a la Mayor de las Antillas en una espuria lista de países patrocinadores del terrorismo, algo tan disparatado y carente de argumentos que no pueden sustentar ante la comunidad internacional.
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha mostrado su reiterado rechazo, cada año, a este vil asedio y también conoce las decenas de hechos terroristas organizados desde Norteamérica contra los cubanos. Esas acciones violentas, propias de extremistas y fascistas han sumado más de tres mil muertos y un número mayor de heridos durante seis décadas, con la complacencia y apoyo dado a mercenarios, delincuentes y terroristas cobijados en el sur de la Florida, en contubernio con la Agencia Central de Inteligencia y el lobby conformado por una mafia cubano-americana que sigue delineando la política anticubana y financiando sabotajes y subversión contra la Isla.
Resulta antihumano el cerco económico que oportunistamente tuvo también expresiones de reforzamiento en el contexto de la pandemia de Covid-19. Los autodenominados “ paladines de derechos humanos y democracia”, el gobierno de los Estados Unidos, fue capaz de privar a los cubanos de recibir adecuadamente oxígeno y recursos indispensables para sostener la salud y vida de los enfermos.
No obstante a la espantosa actitud de Washington, la nación caribeña con escasos recursos y sacrificio tuvo como respuesta la movilización inmediata y comprometida de sus científicos, personal médico y paramédico y el apoyo popular para enfrentar con el mínimo de condiciones ese flagelo, y así logró con el acumulado talento en estudios e investigaciones generar fórmulas, medicamentos, tratamientos y vacunas que finalmente pudieron salvar a millones de personas, no solo de la Isla, sino además de otros pueblos necesitados.
Sin embargo, sigue llamando la atención e impactando a la comunidad mundial cómo la ayuda al gobierno de Israel denota la doble moral estadounidense. Ello se constata al observar cómo sancionan a países con ideologías y sistemas socio-económicos diferentes a Washington, (como el caso de Cuba), entre muchos otros, y al mismo tiempo, de manera colosal e irresponsable, apuntalan a Benjamín Netanyahu, el cual ha provocado más de 41 mil muertos, fundamentalmente en Gaza, con una cruzada de despojo e intervencionismo sin precedentes en esta centuria, y acompañado de una estrategia de exterminio y genocidio masivo de población palestina.
Pero el sionismo, aunque muestre su rostro genocida como ocurre hoy en tierras palestinas, no recibe de EE.UU. sanciones ni bloqueos, ni siquiera una llamada de atención hacia la cordura y el pleno respeto a los derechos humanos que siguen violando, sistemáticamente.
Ese es el doble rasero moral que proyecta el gobierno norteamericano y cual lo aleja del camino hacia alcanzar un mundo más justo, de colaboración y desarrollo sostenible, en paz y con respeto a la autodeterminanción de las naciones.
Cuba continúa víctima de la política de hostilidad y cerco imperial. En los datos ofrecidos por el Canciller cubano sobre el impacto del bloqueo a la Isla entre el 1º de marzo de 2023 y hasta el 29 de febrero de 2024, se expresa que este causó daños y perjuicios materiales estimados en el orden de los 5 mil 56,8 millones de dólares, lo que representa un incremento de 189,8 millones con respecto al informe anterior. Y añade que el país podría haber dispuesto de importantes recursos para beneficio de su población e incluso incrementado el Producto Interno Bruto, si hubiese contado con los millones que el bloqueo impidió.