Corrían en Cuba las calurosas y agitadas jornadas veraniegas de 1963. Las principales organizaciones periodísticas de la Isla estaban en capilla ardiente, con olor a puro cadáver. Fue entonces que, el 15 de julio, ante el reclamo de los periodistas más serios, justos y apegados a la verdad y la justicia, queda fundada la Unión Nacional de Periodistas de Cuba (UPEC). Los solicitantes estaban decididos a servir a la verdad y la Revolución, con la tinta o detrás del lente.

En el Hotel Habana Libre tuvo lugar la Asamblea Nacional (o Primer Congreso) de la naciente organización. En el encuentro quedaron aprobados los estatutos, se eligió el Consejo Directivo, presidido por Honorio Muñoz, y fue firmada una declaración de principios, que hacía énfasis en las responsabilidades éticas del ejercicio profesional y quienes lo ejercían.

También subrayaba el derecho de las masas a una información veraz y la necesidad de hacer una prensa útil, seria, reflexiva y creadora, al tiempo que se hizo un llamado a la membresía a luchar por la construcción y educación socialista. Tampoco faltó la condena a tanto mercantilismo y como el sensacionalismo en las páginas y espacios de los medios de comunicación.

Unión para tener mayor fortaleza. Ese era el lema convocatoria que llevó a la creación del Comité Gestor Nacional, encargado de organizar el cónclave fundacional, pero más que eso sería el propósito esencial que guiaría el quehacer gremial, en lo adelante.

Como parte del proceso preparatorio, previo a la cita, se organizaron en todo el país seis asambleas informativas, una por cada capital de provincia. También hubo asambleas en cada colectivo periodístico para elegir a los 283 delegados, que asistirían al cónclave. En estas reuniones participaron 1 326 periodistas.
Ernesto Vera, quien tuvo un papel importante en la creación y desarrollo de la UPEC, ha explicado:

“Aunque la Revolución Cubana había triunfado más de cuatro años antes, la UPEC debió esperar ese tiempo para nacer porque sus futuros integrantes estaban concentrados en el combate directo con la reacción interna y el imperialismo yanqui, sin mucho reposo para dedicar atención y tiempo para crear la Organización.

Fue, al decir de Vera, tiempo un tiempo de aprendizaje, que aunque corto, permitió proyectar lo esencial del contenido y la orientación que correspondía al proceso unitario que se gestaba en el seno del sector periodístico dela Isla, por primera vez en la historia y para siempre.

Y agregaba, quien luego llegara a ocupar la presidencia de la UPEC:

“Los años 1959 y 1960 fueron muy intensos y la batalla que se libró en la prensa tuvo perfiles especialmente agudos. En ese tiempo la prensa revolucionaria, continuadora de la prensa clandestina y guerrillera, tenía escasos medios en comparación con los grandes periódicos, la radio y la televisión en manos de la oligarquía criolla, dependiente y sumisa del imperialismo yanqui.

“El movimiento de los trabajadores de la prensa en el uso de los órganos tradicionales, fue el comienzo de la unidad revolucionaria de los periodistas y trabajadores de la prensa. El surgimiento de la Unión de Periodistas de Cuba tiene una de sus raíces más profundas en el combate de esos años y le permitió nacer en el compromiso absoluto con la política e ideología de la Revolución, con sus integrantes en combate permanente como soldados del Partido y Fidel.”

Aquel histórico Congreso fue presidido por un pensamiento martiano de una vigencia para todos os tiempos: ¡Tiene tanto el periodista de soldado!” Una representación de la Organización Internacional de Periodistas (OIP), encabezada por Sepp Fisher, honró con su presencia las sesiones del encuentro.

Desde entonces, la UPEC tiene entre sus objetivos generales y obligaciones defender a los periodistas en el ejercicio legal y ético de la profesión, hacer valer el derecho de acceso a las fuentes y el cumplimiento de su labor de información y orientación.

También se encarga de contribuir a la formación de los periodistas en las mejores tradiciones del pensamiento político cubano, y en los elevados principios patrióticos, éticos y democráticos que nos inspiran, además de promover la superación cultural, profesional y técnica de los afiliados, alentar y respaldar la asimilación de los adelantos tecnológicos en la prensa y los cambios positivos en la ciencia de la comunicación social en general, y en el periodismo en particular.

Vela además por la atención a los jubilados del sector y fomenta las relaciones de solidaridad y cooperación con los colegas de otras latitudes, pero sobre todo, une, en el propósito de erigirse, como la Cultura misma, escudo y espada de la nación.

Foto: Captura de pantalla

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