Una nueva acción del proyecto Impulsar la transición ecológica en La Habana para garantizar la seguridad alimentaria, la sostenibilidad de las formas de vida y la diversidad de ecosistemas, reunió en la finca Homenaje, en Guanabacoa, a beneficiarios de esta iniciativa de cooperación internacional.

Implementado por la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) en el municipio Guanabacoa, el taller responde al resultado no.2 del proyecto, la restauración del ecosistema e incremento de la biodiversidad, a través de la transformación agroecológica de fincas.

Para ello, se implementa un programa de capacitación para la transformación de fincas a través de la metodología de Sistemas Integrados de Ganadería Agroecológica (SIGA).

Entre las actividades del taller estuvieron el autodiagnóstico sobre calidad del agroecosistema, la conceptualización sobre la agroecología, un ejercicio sobre la aplicación de los principios de la agroecología en las fincas, la entrega y explicación de la guía sobre capacidad de autogestión de las fincas, con la facilitación del experto Luis Vázquez.

Con la presencia del equipo del proyecto, junto a Aurelia Castellanos Quintero, presidenta de ACPA en La Habana; Vivian Leiva González, vicepresidenta de la asociación y directora del proyecto y José Luis Herrera Acebedo, en el taller se compartieron experiencias de la finca Homenaje.

En el encuentro se devolvieron las guías para el autodiagnóstico de la calidad del agroecosistema en cada una de las fincas beneficiarias entregadas en sesión previa y se aclararon las dudas. Según se informó, los resultados serán sintetizados para analizarlos colectivamente en una nueva sesión, prevista para abril.

Según explicó la directora del proyecto, estas guías, elaboradas para el autodiagnóstico sobre el estado de la transición agroecológica en las fincas, constituyen una herramienta de los proyectos SIGA para el autoaprendizaje, la identificación de necesidades de capacitación e innovación, insumo para el aprendizaje colectivo y para elaborar el plan de transformación de cada finca.

Para acercar a los participantes a los conceptos de la agroecología, se realizó una la conceptualización colectiva y se abordó la gestión del conocimiento agroecológico. Ese ejercicio, dijo Castellanos, responde a la necesidad de que los participantes se familiaricen con la agroecología y su contribución científico-técnica y metodológica.

Foto: Cortesía Asociación Cubana de Producción Animal

En la construcción colectiva, quienes participaron en el taller identificaron la agroecología con categorías como integración, salud, sinergias, historia, tradiciones, adaptación, beneficios, bienestar, prácticas, ambiente, innovación, agrícola y diversificación. Al respecto, se aclaró que la agroecología es más abarcadora al incluir, junto a la parte agrícola, la ganadería, la labor forestal, a lo largo del proceso, desde la producción primaria hasta su procesamiento, almacenamiento, comercialización y el consumo.

“La agroecología no es solo dentro de la finca que, aunque es el objetivo primario de este proyecto, debemos verla de forma integral y humana, donde las personas juegan el papel más activo y tienen que beneficiarse especialmente en la calidad y diversidad de los alimentos”, se precisó.

A su vez, se enfatizó en que la agroecología no se aprende solamente mediante capacitaciones técnicas, sino que la gestión del conocimiento agroecológico implica un enfoque más amplio, que comprende no solo los saberes de especialistas y los manuales, sino que también está en las experiencias de los técnicos y agricultores de cada contexto.

Para avanzar en la transición agroecológica, las personas que manejan las fincas tienen que adaptar las prácticas a sus condiciones, por lo que resulta necesario considerar la experiencia acumulada en el lugar, porque hay agricultores que han avanzado en algunas prácticas y pueden aportar sobre sus innovaciones.

En la gestión del conocimiento agroecológico de los proyectos SIGA, se insistió, se facilita la integración del aprendizaje y la innovación, porque ambos procesos se complementan, principalmente cuando los encuentros se realizan en las fincas.

Los participantes también conocieron acerca de los seis principios de la agroecología: aumentar el reciclaje de biomasa, con miras a optimizar la descomposición de materia orgánica y el ciclo de nutrientes a través del tiempo; proveer las condiciones de suelo más favorables para el crecimiento vegetal, en particular mediante el manejo de la materia orgánica y el mejoramiento de la actividad biológica del suelo; y fortalecer el sistema inmunológico de los sistemas agrícolas, mejorando la biodiversidad con funciones de regulación natural de organismos nocivos.

Los otros tres son minimizar las pérdidas de energía, agua, nutrientes y recursos genéticos, mejorando la conservación y regeneración de suelos, recursos hídricos y la diversidad biológica agrícola; diversificar las especies y recursos genéticos en el agroecosistema en el tiempo y el espacio a nivel de campo y paisaje; y aumentar las interacciones biológicas y las sinergias entre los componentes de la biodiversidad agrícola, promoviendo procesos y servicios ecológicos claves.

Como parte de un segundo ejercicio, los participantes mencionaron las prácticas agroecológicas que se realizan en sus fincas -postes o cercas vivos, asociación de cultivos, incorporación de restos de cosechas, surcado contra la corriente y barreras vivas y muertas-, y los principios a los que contribuyen.

De cara a un próximo encuentro, las personas beneficiarias recibieron la guía sobre capacidad de autogestión de las fincas, con la explicación de que el manejo de éstas no se refiere solo al área productiva, sino que es relevante el bienestar de quienes viven en y de ella, en lo cual se incluye la capacidad de autogestión.

Los criterios de medición de esa capacidad incluye la reducción del consumo de energía, aprovechamiento de los subproductos, procesamiento y conservación de alimentos, capacidad de autoabastecimiento en alimento para humanos y animales y para la obtención de bioproductos.

Experiencias de los anfitriones

Foto: Cortesía Asociación Cubana de Producción Animal

En la finca Homenaje, de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) 26 de julio, el productor Ernesto Rebollar y su hija Claudia explicaron que ante la irregularidad de la topografía y la mala calidad del suelo, han tenido que realizar prácticas de conservación.

Aunque el terreno prácticamente no tiene suelo, han logrado algunas producciones hortícolas (sistema radicular poco profundo) y plantas forrajeras (proteícas y energéticas), además de incluir un micro vivero y la cría de ovino-caprinos.

Las principales prácticas empleadas son la siembra en curvas de nivel de contorno, cercas vivas, intercalamiento de cultivos, incorporación de materia orgánica, conservación y multiplicación de semillas.
En su práctica agrícola, Rebollar y su familia han integrado la titonia como planta proteica y antierosiva, utilizan tranques de bambú y otros materiales para reducir la erosión, incorporan otras plantas proteicas y comparten material reproductivo de forrajes, y cultivan especies de hortalizas, para autoabastecimiento familiar, sin suelo y con limitaciones para el acceso al agua.

Estos resultados evidencian las buenas prácticas que realiza en el intercalamiento de diversidad de cultivos en los contornos de mayor pendiente, la capacidad para obtener, cultivar y conservar nueve especies de plantas forrajeras proteicas y tres energéticas, en lo cual mantiene vínculos importantes con centros científicos, así como la capacidad de innovación que se evidencia en esta finca, que puede ser considerada como un laboratorio para el aprendizaje. A su vez, se les recomendó reforzar el arrope en las plantas de frutales, para reducir el efecto de las radiaciones solares directas sobre el suelo.

Foto: Cortesía Asociación Cubana de Producción Animal

La observación in situ de las experiencias y los resultados resultaron de mucho provecho para todos los participantes, toda vez que para el sector agropecuario es importante comprobar en la práctica lo que les dice la teoría.

Con una duración prevista para 24 meses -hasta agosto de 2026-, este proyecto se desarrolla en diferentes escenarios productivos del municipio de Guanabacoa. para ello, tiene como donante a la Generalitat Valenciana, cuenta con la colaboración de las organizaciones no gubernamentales de España Movimiento por la Paz (MPDL) y Justicia Alimentaria (JA), que operan como contrapartes extranjeras.

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