Las mujeres cubanas son símbolo de lucha, amor y sacrificio por la Patria. Acompañaron a las huestes mambisas durante las gestas de independencia y tuvieron un rol importante en la epopeya revolucionaria de los años 50 en Cuba.
Ellas fueron continuadoras del legado de María Cabrales y Mariana Grajales, esposa y madre respectivas del General y Titán de Bronce, Antonio Maceo, uno de los artífices de las dos guerras emancipadoras del siglo XIX.

Durante la etapa de seudo república, las féminas fueron víctimas de la desigualdad social y económica, entonces institucionalizada en la Isla. Eran vistas, por lo general, como objeto de placer en una sociedad donde imperaba el machismo, el juego, la prostitución, drogadicción y corrupción.
En esa época muy pocas jóvenes podían completar la enseñanza básica, menos aún altos grados científicos y culturales, la mayoría era convocada a ejercer como ama de casa, dependiente del esposo y dedicada solamente a la atención a los hijos. Así era entonces, muy pocas tenían fluidez financiera y autonomía como para llegar a realizar estudios universitarios y alcanzar plena independencia económica, a través de una profesión.
Luego del triunfo de la Revolución en 1959, las mujeres en Cuba fueron dignificadas y sus posibilidades de instrucción y desarrollo cultural integral, crecieron. Desde los lugares más intrincados del territorio alcanzarían becas muchachas de disímiles orígenes, campesinas e hijas de obreros con escasos recursos para sostener la educación y servicios básicos requeridos por las familias.
A partir de los años 60 de la pasada centuria surgieron los planes de estudios para la inclusión de todos los niños, adolescentes, jóvenes y también adultos mayores interesados en alfabetizarse e incorporarse a cursos de capacitación y para trabajadores en la Casa de Altos Estudios.

A estos programas se sumaron miles de mujeres, un considerable número procedía de los campos donde antes no habían tenido posibilidades, fueron creadas escuelas de Instructores de Arte, se impulsó la Universalización de la Enseñanza con su máxima expresión en la histórica y masiva Campaña de Alfabetización, Cuba sería entonces un hervidero de fomento de política cultural.
Las mujeres alcanzaron estadíos superiores de desarrollo, se fundó la Federación de Mujeres Cubanas, organización orientada a dignificar a las féminas, conquistar la igualdad de género y emprender la batalla contra todo tipo de violencia, así como contribuir a través de la FMC a su garantía de empleo, estudios y prevención social.
Como consecuencia de esa estrategia de formación y desarrollo, miles de compatriotas se incorporaron a estudiar y participar en trabajos socialmente útil, exhibiendo hoy títulos de nivel superior en múltiples profesiones.
Otras miles son técnicos en diferentes ramas del conocimiento y obreras altamente calificadas.
Están presente además como funcionarias y cuadros en organismos y entidades de la Administración Central del Estado, grupos empresariales, actores económicos en nuevas formas de gestión, y otras actividades socio-económicas y de los servicios que ejercen en el país.

Predominan las mujeres en el sector de las ciencias y en gran medida ejercen disciplinas de humanidades. Y al mismo tiempo tienen un rol destacado en el Gobierno, delegadas de circunscripción y diputadas en la Asamblea Nacional del Poder Popular donde sus voces son tenidas en cuenta en debates, legislaciones y acuerdos del Parlamento.
Son destacadas en el sector de la defensa, al cual aportan sus conocimientos e inquebrantable decisión de contribuir a salvaguardar la soberanía de la nación.
En un contexto complejo internacional, con abismal alza de los precios en el mercado externo y la difícil situación económica que vive el pueblo cubano, asediado criminalmente por un bloqueo brutal y prolongado por parte de Washington, las cubanas constituyen con su heroísmo y sacrificio un bastión inexpugnable de la Patria.
El 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, representa para las cubanas motivo de orgullo y también de compromiso de continuar sustentando las conquistas obtenidas, y a la vez coadyuvar con su quehacer cotidiano al perfeccionamiento y actualización del modelo económico y socialista de la Isla.
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