Es fácil de imaginar el júbilo de esta ciudad hace 65 años. Nunca había sido tan real la frase: “Año nuevo, vida nueva”. Y era cierto. El primer día del año 1959 trajo muchos más cambios de los que se pudieron avizorar. La promesa de ser libres o mártires se había cumplido, al igual que el compromiso que llevó al asalto de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en el Centenario del Apóstol. El programa del Moncada, incluido en el alegato de defensa conocido como La historia me absolverá, contenía esas transformaciones.

Desde que entró por el Cotorro, la Caravana recibió la bienvenida de los libertadores. La multitud se aglomeraba en el borde de las calles y avenidas, perfilando imágenes de rostros que sonreían –por vez primera– desde la esperanza y la alegría desbordantes. Para el día 8 de enero se esperaba la llegada a La Habana, la expectativa creada en torno a las noticias de Radio Rebelde corrían vertiginosamente por todos los rincones del país, en cada kilómetro recorrido por el triunfante Ejército Rebelde, liderado por Fidel en la Caravana de la Libertad.

La magnitud de las transformaciones que se produjeron a partir de aquel Primero de Enero son inmensas, solamente una Revolución genuina puede transformar la sociedad de ese modo.

El empeño de construir una sociedad diferente ha sido una tarea grande y difícil. Así lo dijo Fidel en su primer discurso en La Habana desde la antigua fortaleza de Columbia, actual Ciudad Escolar Libertad. El mismo lugar por el cual había escapado el tirano Batista, en el lugar donde estaba ubicado su cuartel general y gestado los crímenes de sus militares, ahora testigo de un nuevo renacer.

Después de 65 años, el sueño de aquellos héroes sigue en construcción. Su ejemplo e ideario están presentes en aquellos que aspiramos a que la dignidad humana sea el centro de nuestros empeños.

Hoy, cuando son más fuertes e inteligentes las agresiones, debemos multiplicar las fuerzas en defender, entre todos, de enemigos externos e internos, este camino para la construcción de nuestro Socialismo. Es cierto que falta mucho por hacer todavía para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo, los obstáculos han sido grandes, como grandes han sido también los sueños.

“Puede que algún machete se enrede en la maleza”, como dijera la canción, y que ante las dificultades alguno dude. Pero ahí es cuando debemos mirar lo alcanzado y defender la obra construida que no merece ni puede ser borrada. 

Nuevos son los rostros que todos los años reeditan el histórico itinerario. Las generaciones que conforman la simiente de nuestro futuro: jóvenes seleccionados por su labor destacada en todos los sectores en los cuales están presentes la unidad como fortaleza del Partido y la Revolución.

Foto: @PRESIDENCIACUBA

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