“La Revolución no se podrá hacer en un día pero tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos, tengan la seguridad que la Revolución la hacemos, tengan la seguridad de que por primera vez, de verdad la república será enteramente libre, y el pueblo tendrá lo que merece”. Fidel, Primero de enero de 1959.

Aquel amanecer de enero sorprendió en una rotunda alegría. Desde entonces, todos los nombres de la esperanza podrán ser inscritos en nuevas páginas de la historia de una nación que defiende su derecho a la independencia. Más allá de bloqueos y agresiones, mucho más allá del sueño caótico en el cual nos sumieron
a muchos de nuestros pueblos del sur, durante siglos de explotación colonialista. Cada nuevo año de Revolución marchamos juntos. Nos anima la cordura y la alegría de vivir.

Los cubanos de hoy sabemos perfectamente cuáles son nuestros derechos, como seres humanos, en la sociedad que deseamos construir, de ahí la monolítica alineación en defensa de un proyecto socialista que
nos incluye en la amplia gama de intereses de una nación joven. Cada vez son más los que deseamos pertenecer y permanecer como ciudadanos libres e independientes.

Así lo confirmó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel
Díaz-Canel Bermúdez, cuando en la clausura del Primer Período Ordinario de Sesiones de la X Legislatura
de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el pasado 22 de julio, evocó, y cito:

“Hace hoy 70 años, una representación de lo mejor de la juventud cubana juntaba sueños, escarbaba en
sus escasos ahorros o vendía lo que tenía en propiedad, para emprender un viaje a Santiago de Cuba y Bayamo. Era temporada de carnaval en Oriente, pero ellos no iban a celebrar. Como mártires o como héroes, sin ellos mismos saberlo, iban a entrar en la historia. Dos de aquellos muchachos nos acompañan en esta sesión de la Asamblea Nacional: el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución, y el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez. A ellos, en primer lugar, quiero dedicar mis palabras.

“No se trata solo de un acto de justicia histórica. Se trata de reconocer a dos hombres que siguen asaltando
fortalezas todos los días, con el pie en el estribo de las dificultades y el fusil apuntando a los errores.

“No podemos olvidar nunca que los enemigos de la nación cubana apuestan a fracturar la unidad nacional, a separar al pueblo de su Gobierno, a que nos cansemos de insistir, a que bajemos los brazos, a que creamos que es preferible el camino de la rendición a resistir creativamente”.

Pero la opción de rendirnos fue borrada del adn de los cubanos. Y no por capricho, porque nos plazca el
sacrificio o nos creamos una nación elegida para ello. Es que basta mirar a quienes se rindieron o fueron sometidos por un poder superior aparentemente invencible: esos perdieron la nación, el ideal y el destino de sus países.

En lo personal, no me imagino a Cuba sin la fuerza moral de su Partido y sin la organización, la
planificación, la preocupación permanente de un Gobierno cuya principal misión consiste en garantizar salud, educación, alimentación y servicios públicos, gratuitamente algunos y otros al menor costo posible, bajo las terribles condiciones de un bloqueo reforzado y la inclusión del país en una lista infame, que busca boicotear cualquier posibilidad de recuperación económica, cerrando todos los accesos a posibles ingresos y oportunidades de financiamientos.

Es muy perversa esa política que no se limita al espacio económico y financiero. Se sabe que la mayor
fuerza de Cuba está en su pueblo y en su resistencia emblemática, por eso también nos atacan sembrando
matrices de ingobernabilidad, Estado fallido e inseguridad ciudadana. El plan es desacreditar en grado tal
que implosione la unidad nacional.

“Hay entonces motivos para celebrar, por encima de las carencias y los desafíos, los 70 años de aquel
heroico asalto a dos fortalezas militares para cambiar la historia. ¡Gracias a la Generación del Centenario, a Fidel, Raúl y a sus compañeros! ¡Gracias por siempre!”.

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