El flagelo de las drogas es un fenómeno universal el cual afecta la estabilidad y armonía en cualquier sociedad.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana la Isla mantiene una política de tolerancia cero ante ese tipo de adicción que lacera la vida humana.

Sin embargo, su asiento geográfico le ubica en latitudes propicias para el paso de aeronaves, lanchas y otros medios de transporte empleados por traficantes que tratan de introducir diferentes tipos de drogas en naciones de la región y en tránsito hacia Europa.

Y existen personas inescrupulosas, delincuentes y también entes contrarrevolucionarios que desde el exterior y por diversas maneras de camuflage intentan introducirla en nuestro territorio con fines de lucro y carcomer por dentro el tesoro más preciado de la Patria, sus adolescentes y jóvenes. Algunos de los traficantes de estupefacientes participan además en la trata de personas.

Esas degradantes acciones son incompatibles con la formación integral de las nuevas generaciones, los valores morales, de solidaridad, justicia y humanismo que promueve el sistema socialista cubano. Y aunque en la Mayor de las Antillas esos hechos son ínfimos por el alto grado de rechazo y rigor con el cual se sanciona a los que incurren en esos delitos, la familia, escuela y población en general deben estar alerta ante cualquier manifestación o signo de esa lacerante práctica de consumo en las comunidades.

Las autoridades, miembros y oficiales del Ministerio del Interior con empleo de la ley,  la ciencia y técnicas caninas y de detección, en conjunto con los demás factores sociales encargados de velar por la legalidad y particularmente por el desarrollo sano de los ciudadanos y población juvenil en general, no cejan en el empeño de localizar cualquier acción de introducción y distribución de sustancias ilícitas, químicos como fentanilo, cannabis y otras, con alto nivel de mezcla que producen reacciones muy dañinas, letales para el ser humano.

Recientemente fue abordado en el programa televisivo de la Mesa Redonda la incautación de cantidades determinadas de drogas, algunas llegadas al territorio nacional por recalo en las costas, o luego de ser abandonadas en aguas jurisdiccionales por traficantes que huyen de guardacostas y autoridades marítimas.

También se transmitieron valoraciones y operativos realizados por miembros del Departamento Técnico de Investigaciones del Minint lo cual arroja nuevas formas de incentivo de consumo, empleando cigarrillos electrónicos y otras vías de penetración, camuflageado, en productos alimenticios, medicinas y otros medios domésticos detectados por especialistas y técnicas de las Aduanas del país. En determinados casos han utilizado a terceras personas, contratadas o no, también a llamadas “mulas”, para que en sus viajes transporten mercancías las cuales ocultan sustancias prohibidas en el interior de los equipajes.

Este flagelo destruye a los adictos y también a sus familias, víctimas todos de las consecuencias que este accionar genera y cual puede resultar muy trágico, miéntras los traficantes obtienen dividendos lucrando con el dolor y sufrimiento de los afectados.

Los países altamente consumidores de drogas sintéticas y otras cada vez más peligrosas y dañinas como el actual fentanilo tienen cifras exhorbitantes de muertes por este concepto. Estados Unidos, por ejemplo, da muestras de preocupación en este sentido, al contar con zonas donde esas sustancias nocivas proliferan, provocando graves daños a la Salud más desajustes sociales y acciones de violencia que tienen como víctimas un considerable número de jóvenes. 

La prevención es la piedra angular de combate de este problema, la concientización sobre las lamentables consecuencias que acarrea esta ilegal actividad, informar y prevenir oportunamente a los estudiantes en las escuelas sobre este mal. De igual manera también a los padres y organizaciones políticas y de masas de las localidades, de manera que estén alertas ante todo síntoma de distribución y consumo que pueda intentarse introducir en el entorno.

Las calles, parques, centros recreativos y de trabajo, escuelas, y barrios de Cuba son de sus niños, adolescentes, jóvenes y personas de bien. Esta hermosa y aguerrida tierra tiene que seguir siendo libre de drogadicción, y continuar sustentando una de las conquistas más nobles de la Revolución, el humanismo y la tranquilidad ciudadana.

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