La Cumbre del Grupo 77 y China que sesiona desde ayer en La Habana mantiene importantes puntos coincidentes, mostrando unidad en temas esenciales y de interés para el desarrollo de las naciones del Sur lo que denota el grado de conciencia adqurirido por los gobiernos, (a pesar de su diversidad) en representación de sus pueblos.

En las intervenciones de Jefes de Estado y representantes de los pueblos presentes en el evento se puso de manifiesto la voluntad de cooperación en sectores de la ciencia, tecnología e innovación, pero también hubo significativas exposiciones sobre lo indispensable que resulta lograr una nueva arquitectura financiera internacional que potencie alcanzar metas superiores como las contempladas en los Objetivos de la Agenda 2030 aprobada por Naciones Unidas.

El rechazo al bloqueo económico a Cuba y la solidaridad brindada por la Isla a otros pueblos fue motivo de intervención por parte de algunos dignatarios. Se rememoró los complejos años de la pandemia de Covid-19 donde pudo constatarse el egoísmo y sentido de lucro de algunas administraciones de naciones del Norte, en contraste con el ejemplo de la Mayor de las Antillas que a pesar del acoso perenne de Washington fue capaz de crecerse y producir tratamientos y vacunas propias en esas difíciles condiciones lo que motivó el reconocimiento de varios de los asistentes, algunos de los cuales también recibieron la ayuda solidaria de la tierra caribeña.

Más de las dos terceras partes de los países del mundo están representados en el G-77 y apostan a la unidad para hacer escuchar su voz en forums internacionales sobre temas que atañen al Sur donde prevalecen, y de manera profunda, los flagelos del hambre, la pobreza, los flujos migratorios a consecuencias del colonialismo, el neocolonialismo, las guerras y el avasallamiento de grandes potencias a los países más pobres sustentando políticas discriminatorias, racistas, y de expoliación de sus recursos naturales.

Así mismo en este cónclave quedó patentado lo indispensable de un orden económico internacional más justo, un mundo de paz, en armonía con el medioambiente, y que el desarrollo tecnológico, científico y la innovación estén al acceso de todos los estados, y no solo de una minoría.

También se hizo un llamado a las históricas potencias coloniales a apostar al desarrollo del Sur el cual está harto del intercambio comercial y financiero desigual que todavía tratan de imponer los centros de poder del Norte.

Los aspectos contemplados en la Declaración de La Habana como resultado de los análisis y acuerdos del Grupo de los 77 y China muestran la coincidencia en temas que coadyuvan al bienestar de los pueblos, a su derecho al desarrollo, y a la imperiosa necesidad de seguir aunando esfuerzos para lograr avances en el sistema de Naciones Unidas, de forma que esta inmensa mayoría de países en desarrollo esté mejor representada y que cada voto del Sur se tenga en cuenta, y no solo decidan los más ricos del planeta.

Este encuentro multilateral con presencia de gobiernos con diferentes ideologías y sistemas políticos, económicos y sociales que se realiza en la Capital de Cuba es también un mensaje al mundo y particularmente a los que osan desvirtuar la realidad de la Isla desconociendo que esta nación del Caribe está cada vez más acompañada por sus nobles propósitos humanistas, y solidarios.

Igualmente los enemigos del diálogo y la paz no conciben que en la diversidad exista la posibilidad de intercambiar criterios en armonía, e identificar los puntos comunes de interés para los pueblos. El G-77 y China demuestran que con disposición de encontrar soluciones a los problemas más acuciantes del complicado universo en que hoy tienen que apostar al desarrollo los países del Sur, pueden lograrse estrategias y proyectos beneficiosos para todos por igual.

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