A dar un giro de 180º grados a la perspectiva desde la que se abordan las cifras demográficas, llama el más reciente informe del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) "8.000 millones de vidas, infinitas posibilidades: argumentos a favor de los derechos y libertades", presentado hoy.
El Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2023 insta a gobiernos y medios de comunicación a plantearse si todas las personas -y en especial las mujeres-, están en posición de ejercer su libertad reproductiva -negativo en no pocas ocasiones-, en lugar de preguntarse a qué velocidad tiene descendencia la ciudadanía.
La planificación familiar, destaca el documento, no puede ser una herramienta para alcanzar las metas de fecundidad, sino un recurso que empodera a todas las personas. Las mujeres deben poder elegir si desean tener hijos y, en caso afirmativo, cuántos y en qué momento de su vida sin tener que sufrir coacción.
Ante la llamada ansiedad demográfica, que se ha convertido en un fenómeno generalizado, que lleva cada vez con más frecuencia a políticas encaminadas a aumentar, reducir o mantener las tasas de fecundidad, el informe recomienda a los gobiernos adoptar políticas que tengan como pilar fundamental la igualdad de género y los derechos; por ejemplo, programas de licencia parental, deducciones fiscales por cada hijo, políticas que fomenten la igualdad de género en los entornos laborales, y acceso universal a la salud y los derechos sexuales y reproductivos.
Según indica, se trata de instrumentos de eficacia probada que generarán dividendos económicos y se traducirán en sociedades resilientes, capaces de prosperar sin importar los cambios demográficos que experimenten.
Para la confección del Informe sobre el Estado de la Población Mundial aportaron datos sobre la materia 68 países.
El informe alerta que cada vez es más frecuente que los gobiernos adopten políticas encaminadas a aumentar, reducir o mantener las tasas de fecundidad. Sin embargo, esas iniciativas casi nunca surten efecto y pueden vulnerar los derechos de las mujeres.
Según señala la doctora Natalia Kanem, directora Ejecutiva del UNFPA, “perseguir objetivos de fecundidad e intentar influir en la toma de decisiones reproductivas de las mujeres jamás conducirá al éxito. A lo largo de la historia, hemos podido constatar que dichas políticas son inútiles casi siempre y atentan contra los derechos de las mujeres. El camino más seguro a la paz y la prosperidad es invertir en la humanidad y en su potencial”.
Para Kanem, la reproducción humana no es ni el problema ni la solución. "Cuando adoptamos políticas que tienen como pilar fundamental la igualdad de género y los derechos, ganamos en fuerza y resiliencia y nos volvemos más capaces de lidiar con los problemas derivados de los cambios demográficos repentinos”, consideró.
"Durante los últimos 20 años, algunos países han lanzado programas para motivar que las familias fueran más numerosas a cambio de incentivos financieros y recompensas para las mujeres y sus parejas; con todo, las tasas de fecundidad de esos países no han superado los dos hijos por mujer. Por otra parte, se han producido graves violaciones de los derechos humanos en forma de actuaciones que buscan ralentizar el crecimiento demográfico mediante esterilizaciones forzadas y la anticoncepción por medios coercitivos", alerta el UNFPA.
Según un estudio reciente de las Naciones Unidas, impulsar la equidad de género en la fuerza de trabajo sería más útil para sustentar las economías de sociedades con poca fecundidad y en proceso de envejecimiento que fijar metas para que las mujeres tengan más hijos.
Miradas a la región y a Cuba
La dinámica demográfica se ha diversificado mucho en los últimos años a nivel regional, nacional e incluso subnacional, donde coexisten países con realidades muy diferentes. La población de América Latina es de unos 658 millones de personas, con una tasa de crecimiento de 0,67% anuales. Además, 29 de los 50 países de América Latina y el Caribe tienen tasas de fecundidad inferiores a la media regional de 1,85 nacimientos por mujer.
Por otra parte, la población mayor de 65 años está creciendo más rápidamente que la población menor a esa edad. En América Latina y el Caribe se prevé que la proporción de la población en edad de trabajar comience a disminuir a principios de la década de 2040.
A su vez, hay países que tienen altas tasas de embarazo adolescente y otros donde existen muertes maternas prevenibles, sobre todo en poblaciones más vulnerables y pobres.
Cuba no escapa a las problemáticas poblacionales. De acuerdo con el doctor en Ciencias Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, “Cuba presenta como tendencia una transición demográfica con muy bajos niveles de fecundidad, con 44 años por debajo del reemplazo generacional, bajos niveles de mortalidad, alta esperanza de vida, baja mortalidad infantil y un sostenido saldo migratorio internacional negativo”.
Aja ha enfatizado que, en este contexto, la fecundidad adolescente se presenta como la “mayor desarticulación de la fecundidad cubana”.
A su juicio, “la entrada de contingentes numerosos con esperanza de vida más larga incide en los sistemas de seguridad y asistencia social. Se presenta una mayor demanda de cuidados de larga duración”.
Además, hubo “una disminución de la población en edad laboral, permanente movilidad interna de la población entre provincias y municipios, así como disminución y envejecimiento de la población en las zonas rurales”.
De acuerdo con el especialista, hacia 2030 la población cubana continuará decreciendo. El número de personas con 60 años y más se acercará al 30% del total (cerca de 3.3 millones de personas). Además, habrá una marcada concentración en zonas urbanas y predominarán las familias pequeñas.
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