A pesar de las más de seis décadas de conjura imperial impuesta por la Casa Blanca contra la Revolución Cubana, esta sigue viva y arriba con nuevos bríos y expectativas, a su 64 aniversario.

Mientras Washington promueve más sanciones y bloqueos lo cual añade a la lista histórica de acciones terroristas organizadas desde el sur de ese territorio contra la Isla, el pueblo caribeño resiste y se crece, ante la ignominia.

Cuba continúa edificando un sistema social más inclusivo que ofrezca posibilidades para sus ciudadanos sin distinción de clase, raza, ni credo. Construye un modelo de sociedad más justa y participativa la cual en un contexto de complejidades a causa de la pandemia de COVID-19 y el recrudecimiento del asedio económico, comercial y financiero más prolongado que se haya conocido, resulta una proeza.

Los grandes medios de comunicación occidentales, (generalmente de Norteamérica y Europa), asumen posiciones desleales con respecto a la Mayor de las Antillas, enfoques alejados de la transparencia y objetividad informativa que debía prevalecer, vulnerando incluso, su objeto social. Estos aliados incondicionales de la Casa Blanca, vergonzosamente se suman a las férreas campañas de tergiversación de la realidad de la Isla, instrumentando abominables estrategias de bloqueo y subversión.

Así mismo, la insaciable sed imperial por destruir las conquistas alcanzadas por la Revolución rebasa los límites éticos y el decoro de quienes siguen legislando una y otra vez, contra la Isla. Erogan cada año millones de dólares a través de agencias fantoches y fuentes turbias de distribución, a grupúsculos contrarrevolucionarios los cuales no han logrado jamás arraigo alguno en el territorio nacional, por ser satélites de un gobierno extranjero dedicado a imponer injerencia, hostilidad y agresiones -por más de medio siglo- contra la tierra del apóstol José Martí.

Los cubanos vivimos cotidianamente múltiples carencias y necesidades, pero también comprendemos que el máximo responsable de esas penurias es la administración norteamericana, la misma que ni siquiera ante un letal virus como la Covid fue capaz de flexibilizar el bloqueo y viabilizar el suministro de recursos médicos vitales, lo cual incluye vacunas, oxígeno, medicamentos, tecnología y alimentos básicos para hacer frente al grave flagelo.

Sin embargo, esta pequeña tierra de gigantes con el talento y el desarrollo científico y de Salud alcanzado en estos años fue capaz de crear sus vacunas propias e inmunizar al ciento por ciento de su población, priorizando la voluntad de salvar vidas en momentos de profunda crisis global, aquí acrecentada con la persecución financiera y el asedio sistemático.

Vergonzoso resulta incluir a Cuba, (la víctima), en una espuria lista de países patrocinadores del terrorismo, eso no lo digiere nadie en el mundo. Son millones de personas que han sido atendidos, tratados y salvados por la ayuda solidaria brindada por médicos y paramédicos, profesionales altamente calificados de la Mayor de las Antillas. Ese personal orientado a defender la vida dejó huellas memorables en decenas de naciones y eso no lo podrán borrar los enemigos de la paz, los mismos que fomentan la insidia, guerras y muertes que lamentablemente aún están presentes en otras latitudes del planeta.

La Revolución ha demostrado que es capaz de cambiar todo lo que sea preciso, convertir cada desafío en victoria, rectificar y perfeccionar aquello que demande el proceso de desarrollo económico-social del país. El modelo cubano está encaminado a ofrecer al pueblo mayor bienestar con igualdad de oportunidades para sus ciudadanos, y sin dudas, el levantamiento del bloqueo de EE.UU. tan demandado por el plenario de las Naciones Unidas, facilitaría ese noble, y humano propósito.

Otras informaciones:

Mensaje del Primer Secretario del CCPCC y Presidente de la República