Hace más de tres décadas y un lustro, le escuché al Comandante en Jefe, Fidel -en uno de los frecuentes encuentros con los universitarios-, referirse al deseo de caminar por la ciudad, pararse en una esquina, si tuviese el tiempo para hacerlo; estar como los demás en una playa…; pero le resultaba imposible debido a su alta responsabilidad con la dirección del Partido, la Revolución y el pueblo de Cuba, en medio de la apretada agenda de compromisos como jefe de estado, los reiterados intentos de atentados contra su vida, orientados, planeados y financiados por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, con la anuencia de diferentes administraciones de la Casa Blanca.
Por estos días Fidel, está más que nunca presente en todos los quehaceres de la vida cotidiana de nuestros compatriotas. Su pensamiento va de boca en boca con las urgencias de los momentos, tal como evocamos al padre que nos preparó y ofreció su ejemplo para enfrentar cualquier adversidad que afecte a la nación cubana.
Recuerdo en particular una visita al Acuarium Nacional de Cuba (2010), donde expuso criterios relacionados con los principales problemas que enfrenta el mundo: “Hay dos peligros tremendos, el peligro de guerra y el peligro para el medio ambiente”, advertía y más bien reiteraba; a pesar de la extraordinaria acumulación de conocimientos que se ha producido desde mediados del siglo XX a la fecha, período en el cual se triplicaron los conocimientos en todas las esferas de la ciencia y la tecnología.
Luego, en su regreso a la Universidad de La Habana, en septiembre de aquel año 2010, expresaba: “Estamos llegando a un punto crítico donde no existe marcha atrás (…) después todo será en vano y demasiado tarde”, explicó. Señalaba, entonces, que no podemos vivir de espaldas a la naturaleza, sino vivir abrazados a ella. “Somos parte de la naturaleza y de su equilibrio”. Destacó, además, que la energía atrapada por el efecto invernadero provocará desastres naturales de consecuencias impredecibles.
Durante la sesión de clausura del 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el Palacio de Convenciones, el 19 de abril de 2016. Subrayaba:
“Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo; fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que, en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos. A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá”.
Los recientes acontecimientos que provocaron el siniestro en la zona industrial –base de supertanqueros- de Matanzas, demostraron una razón más de la visión de Fidel de unidad y colaboración entre los pueblos de América, cuando especialistas de México y Venezuela, compartieron el heroísmo de estas recientes jornadas épicas, a través de las cuales se escribieron historias que destacan el valor de los jóvenes que hoy forman parte de los héroes y mártires de la Patria.
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