A partir de su experiencia durante las dos semanas que pasó en Cuba recientemente como asesor del Gobierno sobre el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (Plan SAN), el teólogo brasileño Frei Betto realizó varios apuntes sobre este vital programa.
En un artículo publicado en el periódico Granma señaló que este se centra en cuatro objetivos fundamentales: reducir significativamente la importación de alimentos; incrementar la producción local de alimentos, valorizando la agricultura familiar, urbana y suburbana; realizar una amplia campaña de educación nutricional; y llevar a cabo una comunicación intensiva sobre el Plan SAN.
Los objetivos están interrelacionados, explicó Betto, y su ejecución demanda la actuación articulada de todos los ministerios del Gobierno, así como de instituciones y asociaciones del país (Comités de Defensa de la Revolución, Federación de Mujeres Cubanas, sindicatos, cooperativas, etc.).
Señaló que la comunicación se propone movilizar a toda la población como en los primeros años de la Revolución, cuando toda la nación se comprometió con la Campaña Nacional de Alfabetización y el índice de analfabetismo, que era del 77 por ciento, se redujo a cero.
Asimismo, destacó que la educación nutricional es decisiva para el éxito del Plan SAN pues el cubano posee hábitos alimentarios que pueden perfectamente cambiarse, como la preferencia por el pan de trigo, un cereal importado.
La mayor de las Antillas, subrayó, produce mucha yuca y tiene condiciones para adoptar también el pan de maíz y de harina de coco, mientras que la carne puede cederle un lugar mayor al consumo de frijoles, lentejas, espinaca, maní, soya y aguacate, ricos en proteínas.
Aunque la Isla no cuenta con mucho ganado lechero, las nuevas generaciones ya se acostumbran a la leche y el yogurt de soya, añadió.
Mencionó que en el incentivo a la producción agrícola se destaca la agroecología y que durante su estancia en la nación visitó varias propiedades rurales con una alta productividad que no usan insumos químicos.
La capacitación de los monitores del Plan SAN, que prioriza el protagonismo de los organismos de base como los consejos populares, se lleva a cabo con la metodología de la educación popular, basada, sobre todo, en la pedagogía de Paulo Freire, apuntó Betto.
Según el teólogo brasileño, como este Plan es una política de Estado y una prioridad del Gobierno, se espera que sus primeros frutos puedan recogerse en los próximos cuatro o cinco años.
También subrayó que Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, con quien sostuvo frecuentes diálogos, considera este proyecto urgente e imprescindible.
Lanzado en febrero de 2020, el programa, que lleva el nombre de Plan SAN, fue aprobado oficialmente en julio del año pasado, y en breve el Parlamento cubano analizará la Ley de Seguridad Alimentaria y Educación Nutricional, aseveró.
Betto comentó que el gobierno de la nación antillana gasta más de dos mil millones de dólares al año para importar alimentos, incluso de Brasil, al que le compra, entre otras cosas, arroz y pollo.
“La situación alimentaria de la isla del Caribe se ve afectada, sobre todo, por el bloqueo injustamente impuesto al país desde hace ya seis décadas por el Gobierno de Estados Unidos. Esa asfixia impide que los barcos mercantes con banderas de los países que negocian con Estados Unidos toquen puertos cubanos”, expuso.
Agregó que dos factores recientes han contribuido a la estrangulación de la frágil economía cubana: la inclusión del país en la lista de los países promotores del terrorismo, “aunque no haya el menor indicio de ello”, dijo, y la pandemia de la COVID-19 que obligó a cerrar las puertas a la principal fuente de divisas en los últimos años, el turismo.
Se refirió también a la política del presidente norteamericano Joseph Biden, quien aún no ha revocado las 243 medidas adoptadas por Trump para reforzar el bloqueo, y, además, decidió sancionar a todos los bancos y a las empresas que hagan transacciones en dólares con Cuba.
“A pesar de esa dramática situación, Cuba resiste. Toda la población, de casi 12 millones de habitantes, tiene acceso a una canasta básica mensual y a los sistemas de Salud y Educación de manera gratuita. No hay personas que vivan en situación de calle ni mendigos”, expresó.
(Tomado de ACN)
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