La campaña mediática de desinformación y tergiversación contra la Mayor de las Antillas sigue resultando muy oportunista y perniciosa en momentos que la nación caribeña realiza ingentes esfuerzos, colosales, para salvar las vidas de los enfermos por la global pandemia de la COVID-19, e inmunizar a toda su población con vacunas propias, las primeras producidas en América Latina y el Caribe.

Por estos días hemos leído en redes sociales opiniones variadas sobre los acontecimientos del 11 de julio en Cuba, (día seleccionado por la contrarrevolución para lanzar la operación cibernética organizada desde Miami en contubernio con aliados neoliberales de otros países). Lo que llama la atención es cómo algunos, de manera ingenua, mal intencionados, o en busca de futuras prebendas y financiamientos con el perverso objetivo de subvertir el orden y la tranquilidad ciudadana que siempre ha caracterizado a la Isla, se hacen eco de esta malsana acción que puede acarrear a su pueblo, familias, y compatriotas graves consecuencias.

Ante situaciones como las actuales; criminal recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, con prohibición del empleo del dólar por parte de la Isla la cual es además la víctima principal de las estrategias maquiavélicas de asedio y agresiones sistemáticas que se planifican desde el sur de la Florida, donde precisamente residen los grupos más extremistas y ultra reaccionarios de la mafia cubano- americana.

¿Cómo pueden existir personas, algunos muy favorecidos por el proceso revolucionario y su Sistema Nacional de Educación y Enseñanza Artística, -alejado de los principios de élites y lucrativos que prevalecen en el sector cultural en otros países-, que aprovechen este complejo contexto exacerbado por la maquinaria propagandística anticubana foránea, para precisamente ahora, exponer sus insatisfacciones, preocupaciones, y algunos que pueden ser legítimos problemas, aún sin resolver?

Compatriota, este no es el momento apropiado, pudo ser antes o posterior a la COVID-19 que ha acrecentado la crisis en el mundo, con muertes y angustias increíbles y donde la prioridad debe ser salvar vidas. Imagina por un instante qué puede causar a tu pequeña nación sitiada y asfixiada por la potencia más desarrollada del mundo, la desestabilización y desunión que desde el Norte, patrocinan. Es hora de reflexionar sobre esta realidad, y no echar más leña al fuego fabricado fuera de las fronteras nacionales.

Lo que hoy debe prevalecer en cada cubano de buena voluntad es la unidad, tranquilidad ciudadana y no el odio y el resentimiento que tiene el fin de crear caos, impedir el avance del programa de vacunación y frenar los cambios profundos que se efectúan en la economía con la actualización de un modelo propio y cual solo podría excluir a los conspiradores que propugnan o fomentan intervenciones militares, guerra civil, anexionismo y entrega de esta tierra soberana por la cual entregaron y sacrificaron la vida, miles de sus mejores hijos.

Cuando leemos algunos comentarios nos sorprende, cómo existen quienes dicen ser revolucionarios y se preocupan más por los procesos de investigación en curso de los propulsores de la desobediencia civil, el vandalismo y las agresiones, que por condenar el genocida bloqueo a su pueblo, a lo cual se suman las lóbregas campañas y actitudes violentas o pro-terroristas exacerbadas desde el exterior contra esta Patria que no ataca ni invade a nadie, solo decidió construir un país más justo y solidario que las republicas neocoloniales que antecedieron al 1959.

Hay declaraciones con matices de medias tintas - como diría mi abuela- que resultan muy dañinas en situaciones tan peligrosas y definitorias de la defensa de la integridad de la nación. No existe una sola “intervención humanitaria” como la que incitan los pitiyanquis en redes sociales que no haya traído consigo como propósito elemental destrucción y muerte, revisar la historia de Libia, Somalia, Venezuela, etc. Esa es la verdad que tratan de ocultar los que desde su confort en el exterior azuzan a los cubanos salir a las calles a delinquir.

¿Por qué los tan preocupados por los derechos humanos en Cuba no piden al gobierno y Congreso de EE.UU, también a su presidente Joe Biden que levante inmediatamente, por humanidad, el bloqueo genocida que impide a la Isla el libre comercio, la adquisición de alimentos, medicinas, tecnologías para su desarrollo integral, el envío de remesas y viajes, así como erradicar la persecución obcecada a transacciones financieras y navieras que transportan combustible?

La indiferencia ante el histórico asedio al pueblo cubano solo puede considerarse de oportunismo político por parte de quienes dicen querer resolver los problemas de insatisfacciones y carencias, sin pronunciarse en sus adictas redes sociales de erradicar de una vez por todas, el criminal cerco contra la Mayor de las Antillas, el generoso país que solo disemina por el orbe ayuda solidaria, amor, y colaboración entre naciones.

No es asunto de posición política, todos tenemos derecho a opinar y eso lo vemos cotidianamente quienes acudimos a comprar en establecimientos comerciales, o recibir algún otro servicio, sin que ello genere reprimenda alguna, solo la interacción entre cubanos, casi siempre en las colas.

Lo que no es correcto, y sí muy oportunista, aprovechar circunstancias tan complejas como las actuales para provocar disturbios y desconocer a las autoridades policiales encargadas del orden en las calles. No se engañen, los que conocen la historia y el modus operandi de los adversarios de Cuba en USA saben que no son limpios en sus actuaciones. Con ello solo les hacen el juego a los enemigos de la Revolución y la armonía que existe entre cubanos, aún con diferentes formas de pensar.

¡Basta de intriga y falacias contra la Patria!

Ver además:

Denuncia Canciller cubano campaña de descrédito contra la Isla en reunión de la CELAC