El hecho de incluir a Cuba en una lista espuria de Washington, que incluye a países patrocinadores del terrorismo, es un acto vergonzoso, demente, e inmoral de ese desprestigiado gobierno que además cuenta con un presidente como Donald Trump, el mayor incitador a la violencia, subversión y terrorismo que el pueblo estadounidense haya conocido en las últimas décadas.
La prepotencia e irresponsable actitud del dignatario norteamericano provocó el asalto al Capitolio de los EE.UU. y la muerte de cinco personas, además de varios heridos y apresados, a lo que se sumó la destrucción de áreas del inmueble.
Ubicar a la Mayor de las Antillas en esa lóbrega y manipulada relación que el autoproclamado gendarme mundial (los Estados Unidos de América), realiza a su antojo y conveniencia cada año, lo que logra es aislar y desprestigiar más a la Casa Blanca y sus sicarios. En vez de generar soluciones inmediatas a los cada vez más graves problemas internos de caos y desestabilización que se suscitan en Norteamérica, los funcionarios de Trump están empeñados en silenciar el ejemplo de la isla caribeña y continuar promoviendo un mayor despliegue de efectivos y bases militares en otras naciones, como acontece hoy en Latinoamérica, a diferencia de Cuba que solo envía miles de médicos y paramédicos para salvar vidas en otros pueblos.
Una nueva barrabasada de los adictos al magnate presidente, los Pompeo y sus lacayos. Desde el territorio de EE.UU. y con la anuencia de la Agencia Central de Inteligencia y la mafia miamense han incursionado grupos terroristas contra la nación caribeña dejando más de 3 000 muertos y miles de heridos e incapacitados.
Los confesos delincuentes Posada Carriles y Orlando Bosch (ya fallecidos) fueron organizadores de crímenes de lesa humanidad y vivieron durante años cobijados en el sur de la Florida bajo la égida protectora de ese gobierno que dice ser “paladín de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo”, lo cual ha quedado burlado y desenmascarado con los últimos acontecimientos de los ultra reaccionarios azuzados por Trump que invadieron áreas y salones del Congreso en Washington, los mismos que instrumentan prácticas segregacionistas y vulneran la Constitución de ese país.
¿Qué moral tiene el gobierno estadounidense para declarar a Cuba como patrocinadora del terrorismo?
El oportunismo político que caracteriza al gabinete del actual inquilino de la Casa Blanca, quien además está sumamente desacreditado, refleja con esa ignominiosa decisión contra La Habana, el propósito de complejizar las relaciones de la Mayor de las Antillas con la próxima administración que debe asumir el poder el 20 de enero en esa nación, la cual presidirá Joe Biden.
Pero a pesar de la perversidad imperial el prestigio de la Mayor de las Antillas continúa creciendo en el ámbito internacional, aumenta el apoyo a la Isla por su resistencia contra el criminal bloqueo yanqui y por su ayuda a decenas de pueblos del mundo, víctimas de virus letales como la COVID-19, el Ébola o el Cólera entre otros flagelos que han amenazado a la humanidad y donde han estado siempre presente los galenos cubanos.
Cuba es expresión de solidaridad y ayuda a los más necesitados, algo que no pueden comprender quienes viven, se enriquecen y hacen carrera con el negocio de la contrarrevolución.
En video, Un reporte especial en el Noticiero de la TV cubana que denunció con contundentes pruebas diversos hechos de sabotaje y terrorismo contra Cuba ocurridos entre 2017 y 2020, los cuales fueron alentados y financiados desde los Estados Unidos.
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