De vil record histórico puede catalogarse el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba. Durante más de 25 períodos de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas la inmensa mayoría de la comunidad internacional se ha pronunciado por el cese del criminal cerco contra la Isla el cual priva de recursos para la vida. y el desarrollo a unos 12 millones de ciudadanos.
La Casa Blanca con su habitual prepotencia desoye los reclamos universales y recrudece el cerco genocida contra la Mayor de las Antillas, al tiempo que vulnera con leyes extraterritoriales la soberanía de otras naciones.
Resulta ignominioso que en un contexto de pandemia como la COVID-19, que ha provocado en el mundo, y particularmente en EE.UU., miles de muertes y millones de contagiados, el gobierno de ese país se ocupe de acrecentar asedios contra otros pueblos que enfrentan con encomiable esfuerzo ese flagelo.
Por ejemplo, los cubanos que sufren durante más de medio siglo el cerco imperial no han escatimado recursos para salvaguardar la salud de sus compatriotas, y además brindan ayuda solidaria con médicos y paramédicos a decenas de países que han precisado de colaboración para contener el letal virus.
Pero aún en las complejas condiciones económicas-financieras y climatológicas actuales del planeta, que amenazan la propia existencia de la especie humana, la fortaleza de resistencia y valor de los pueblos ante la barbarie se impondrá; y los cubanos han demostrado que unidos, con sacrificio, tesón e inteligencia, pueden alcanzar la victoria.
No más bloqueo, este vulnera los más elementales derechos humanos y es un acto de genocidio por su alcance y prolongada permanencia.