Una vez más la comunidad internacional avala la participación de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

La dignidad y el espíritu humanista de la Isla son reconocidos en esa organización, y también en la Asamblea General de la ONU que cada año rechaza el criminal bloqueo económico, comercial y financiero que los Estados Unidos mantiene contra la Mayor de las Antillas, privándola de recursos para el desarrollo, y particularmente obstaculizando la entrada al país de combustible, alimentos y medicinas, acción genocida que es condenada por la inmensa mayoría de los pueblos del mundo.

A pesar de las campañas de falacias y tergiversación de la verdad que tratan de imponer desesperadamente los centros de poder desde Washington y los medios de comunicación a su servicio, la nación caribeña ha granjeado el respeto y admiración de millones de hombres y mujeres que desde los más recónditos lugares del planeta han palpado la colaboración y ayuda solidaria que ofrece esta heroica tierra a aquellos que lo han solicitado.

Cuba demuestra con sus actos la voluntad política de contribuir al bienestar de sus ciudadanos y además de poblaciones de otras latitudes que precisan de sus modestos esfuerzos, y no da lo que le sobra, sino reparte lo que tiene entre los demás, algo que el señor presidente de los EE.UU. no es capaz de comprender porque vive en la burbuja del dinero y de las millonarias arcas que posee, desdeñando las necesidades de los más pobres y explotados del orbe.

Los Trump y sus sicarios deben aprender la lección. Aquellos que abusan del poder y aplican sistemáticamente y de manera obcecada, bloqueos, sanciones y chantajes contra los demás estados soberanos e independientes, encontrarán siempre la censura de los pueblos del mundo.