Aún estremecen las imágenes del desastre causadas por el huracán Katrina que sumergió prácticamente a la ciudad norteamericana de Nueva Orleans. En uno de los reportes periodísticos que circulaban por el mundo, un hombre afronorteamericano subrayaba con el rostro demacrado por la tristeza: “Esperamos que vengan los médicos cubanos”. Por entonces ya Cuba había anunciado la propuesta de Fidel para la creación del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve; sin embargo, el gobierno en Washington jamás daría una respuesta.
“(…) será constituida una organización que hasta hoy no tiene precedente en el mundo: el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias (Aplausos). Este ocupará el lugar de la Fuerza Médica constituida para apoyar al pueblo de Estados Unidos tan pronto el Katrina golpeó con toda su brutalidad el sur de ese país”, expresaba el Comandante en Jefe, Fidel.
Por supuesto, el silencio de la Casa Blanca demostraba el impacto real de un contingente de médicos en la opinión pública de los Estados Unidos, más cuando por decisión de aquel país se acordó –como parte de la guerra encubierta contra Cuba- la destrucción del sistema de salud pública en la Mayor de las Antillas con el estímulo al éxodo de más de 3 000 profesionales de este sector de los apenas 6 000 registrados cuando triunfa la Revolución cubana.
Pero existía otros elementos para la reticencia de Washington: a pesar del bloqueo y todas las medidas genocidas para impedir la entrada de recursos tecnológicos, medicinas y materias primas, Cuba continuaba su política solidaria de llevar la ayuda médica profesional a diferentes países del mundo, fundamentalmente en el continente africano, con un efectivo resultado de los métodos clínicos y capacidad de su personal entrenado en instituciones cubanas.

En sus palabras ante los médicos preparados con sus mochilas para viajar a ir a los Estados Unidos, Fidel subrayaba la posición indiferente de la administración en Washington ante la ayuda del gobierno cubano: “Si sobre este tema hemos hablado, fue porque en una larga lista de países que ofrecieron ayuda se ocultó el nombre de Cuba, causando confusión y hasta asombro a muchos amigos de nuestro país en el mundo. Así lo explicamos el 2 de septiembre, tres días después de nuestro ofrecimiento, concretando la disposición de enviar por aire, entre 12 y 36 horas a 1 100 médicos con 24 toneladas de medicamentos indispensables en sus mochilas. Transcurridas 48 horas, el 4 de septiembre, aquella fuerza que alcanzaba ya el número de 1 586 profesionales, lista para partir con 36 toneladas de medicamentos, reunida en el Palacio de las Convenciones, fue denominada Fuerza Médica “Henry Reeve”, en memoria de aquel excepcional joven combatiente norteamericano que murió luchando por la independencia de Cuba”.
Seguidamente leyó la misiva oficial de La Habana, a través de la cancillería como una prueba más de las intenciones solidarias de Cuba: “Honorable Kathleen Babineaux Blanco, (entonces) Gobernadora, estado de Louisiana.
“Señora gobernadora, hemos leído atentamente su Orden Ejecutiva No. KBB 2005-33 que establece la Declaración de Emergencia de Salud Pública y Suspensión del Procedimiento Estadual de Otorgamiento de Licencia a los Profesionales y Personal Médico Externo, la cual señala textualmente que
“...aunque un número de personas han sido rescatadas, hay muchas otras esperando ser rescatadas, evacuadas y recibir asistencia médica y muchos ciudadanos han sufrido y sufrirán enfermedades y heridas...”.
La Declaración señala también que “...el número de profesionales médicos actualmente disponible en el Estado para responder a esta emergencia es insuficiente y existe una necesidad suplementaria inmediata de personal médico, con el objetivo de brindar asistencia a aquellos afectados por el desastre...
“Deseo comunicarle que el personal cubano necesario ofrecido a los Estados Unidos para socorrer a la población y aliviar los sufrimientos de las víctimas del huracán Katrina hasta la cifra de 1 586 médicos de calificación y experiencia, con los medicamentos adecuados o cualquier otro que las nuevas circunstancias demanden, está listo para partir de inmediato por vía aérea hacia el estado de Louisiana tan pronto usted disponga de la autorización correspondiente de las autoridades federales. Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro a.i.”
La celebración de los 15 años del Contingente Henry Reeve constituye un hito en la historia de la humanidad. Cientos de médicos se gradúan cada año en Cuba, muchos son egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y todos han demostrado la potencialidad de la preparación recibida como una respuesta a la situación de peligro de la especie humana que también predijera Fidel con relación a la voracidad imperialista y sus consecuencias sobre el cambio climático.
Sobre estos hombres y mujeres se comienza a vislumbrar la leyenda de una nación que defendió el derecho a compartir su destino de esperanza con toda la humanidad. Cito, de manera histórica, otro fragmento de aquel discurso de Fidel sobre el cual deberemos volver para entender las razones de aquel momento y la posición de Cuba, de hermana, no de pedigüeña por el mundo. Exponía Fidel:
“Es un hecho real que la cooperación médica de Cuba y sus instituciones de investigación científica con otras partes del mundo se extiende rápidamente en beneficio de la humanidad. No tiene por ello nada de extraño la conducta de Cuba, que no vaciló en ofrecer al pueblo de Estados Unidos el inmediato envío de personal médico experimentado con los recursos indispensables para la atención urgente de personas en riesgo de muerte a causa de un gran desastre natural. A esto se unía el hecho de que nuestro país es el más cercano a la zona golpeada por el huracán y estaba en capacidad de enviar auxilio humano y material en cuestión de horas. Era como si un gran crucero norteamericano con miles de viajeros a bordo estuviera hundiéndose en las proximidades de nuestras costas.
“No podíamos permanecer indiferentes. Nadie creería que tal auxilio pudiese ser considerado como una ofensa o una humillación. Nuestro mensaje se envió a las autoridades federales de Estados Unidos apenas cruzó el Katrina con su devastadora fuerza sobre Nueva Orleans. Duele pensarlo, pero tal vez algunas de aquellas personas desesperadas, sitiadas por las aguas y al borde de la muerte, pudieron salvarse. Dura lección para los que el falso orgullo y erróneos conceptos los condujeron a no responder siquiera tardíamente a nuestro ofrecimiento, que no sería la primera vez en circunstancias similares.
“Algunos han pretendido justificar esta conducta alegando el rechazo de Cuba a la ridícula oferta pecuniaria de 50 mil dólares que, por obvias razones históricas y morales, en medio de un bloqueo que ha costado decenas de miles de millones de dólares, unido a hostigamiento y agresiones durante medio siglo que han costado millares de vidas, debíamos rechazar. Nosotros no ofrecíamos dinero; ofrecíamos salvar vidas, y nuestro ofrecimiento está en pie para hoy o para mañana, como es y será norma de Cuba con cualquier pueblo del mundo”.
Esto es Cuba esos son los cubano. Una pequeña luz de esperanza para todos lo que quieran un mondo mejor...mas umilde,però muchos mas eigual y justo,dinde se producan ideas para el benestar de todos.....respecto esa es la llave!! Salutos