Dar a conocer resultados de investigaciones y propiciar reflexiones que propicien la adopción de políticas públicas para la solución a problemáticas como los matrimonios y embarazos tempranos, fue uno de los saldos del panel virtual “Las uniones tempranas y el embarazo adolescente. Desafíos en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos”.

Organizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en Cuba en el contexto de la presentación del informe Estado de la Población Mundial 2020, contó con la participación de las expertas Matilde Molina, subdirectora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana; Francisca Cruz, responsable del Grupo de Trabajo para la Salud Adolescente del Ministerio de Salud Pública; Yamila González, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y la moderación de Marisol Alfonso, de UNFPA.

En esta ocasión, el informe mundial aborda prácticas nocivas como la mutilación genital femenina, la preferencia por hijos varones y el matrimonio temprano. En el caso de Cuba, donde no se reportan las dos primeras, la prevalencia de uniones tempranas es una preocupación a nivel nacional. Estas uniones están asociadas a asimetrías en las relaciones de pareja y falta de autonomía en las decisiones en torno a la reproducción que inciden en los embarazos y la fecundidad en la adolescencia.

A su vez, indicó Alfonso al presentar el panel, existe relación entre las uniones tempranas, formalizadas o no, y el embarazo en la adolescencia.

Matilde Molina llamó a poner el ojo en el hecho de que aun con acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, gratis, universales, una educación gratuita y obligatoria hasta noveno grado y un programa de educación sexual, en 2019 se produjeron 52,3 nacimientos por 1 000 adolescentes de 15 a 19 años.

Una adolescente que se casa, se une o se embaraza, generalmente abandona los estudios, lo que disminuirá en el futuro sus posibilidades de acceso a un mejor trabajo, además de no estar preparada ni física ni psicológicamente, destacaron las expertas.

Cruz abordó las amplias posibilidades que brinda el programa multidisciplinario e interdisciplinario para la salud de la adolescencia en materia de acceso a orientaciones sobre salud sexual y reproductiva, a anticonceptivos y a la interrupción segura de los embarazos no deseados.

A su vez, se refirió a la autonomía de las adolescentes y su derecho a decidir si continuar o no con un embarazo precoz, lo que demanda del sistema de salud, desde el médico de la familia, la piscología, pediatría y los trabajadores sociales, mediante una atención diferenciada, particularizar en cada caso e informar acerca de las posibles consecuencias y complicaciones.

La jurista Yamila González abordó aspectos previstos en la legislación cubana para la formalización de los matrimonios y la protección legal que establece el Código Penal frente a delitos que atentan contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales.

Aunque en Cuba la edad para contraer matrimonio es de 18 años, existe una excepcionalidad que mediante el consentimiento de padres y otras personas a cargo, permite que se casen muchachas de 14 años y muchachos de 16. Al respecto, González indicó que en la propuesta de modificación del Código de las Familias se establezca la edad de 18 años, sin excepcionalidades.

Por otra parte, llamó la atención a las diferencias que existen para sancionar a quienes cometan violaciones de menores, dando mayor protección en el caso de los varones: Por ejemplo, para la violación de una niña de 14 años la sanción es entre 7 y 15 años, mientras que para un niño, de 15 a 30 años.

Las expertas llamaron a centrar la mirada en las alertas que dan las investigaciones en estos temas, de manera que puedan revisarse programas y normativas que conduzcan a soluciones integradoras para estas problemáticas.

De acuerdo con Marisol Alfonso, de UNFPA; las uniones y los embarazos tempranos están identificados como brechas y desafíos que desde UNFPA vamos a atender en el marco del Programa de país con las instituciones cubanas.

Algunos desafíos

Según destacó la doctora en Ciencias, Matilde Molina, entre los desafíos se encuentran visualizar las brechas de género que representa el matrimonio temprano en el ejercicio de los derechos de la adolescencia. “Mientras no seamos capaces de reflexionar sobre eso, no vamos a estar en condiciones de potenciar los cambios”.

Por otra parte, llamó a poner la mirada en los programas de educación de la sexualidad vigentes y pensar una estrategia más eficaz para que las adolescentes se incorporen al estudio una vez terminado el primer año de la maternidad, a partir de un enfoque interseccional, de derecho y de género, así como a eliminar las prácticas nocivas para garantizar una mayor calidad de vida de niñas y adolescentes, de manera que la sociedad se eleve a un paradigma más inclusivo y de lucha total contra la discriminación de la mujer y las formas de violencia basada en género.