Resulta muy difícil definir la felicidad, pues es un sentimiento relativo, individual, y subjetivo, que se manifiesta de distintas maneras en cada persona, sin embargo, no deja de ser una fuerte sensación de plenitud y bienestar, a la que debe tener derecho todo ser humano. Por eso el mundo demanda un cambio de mentalidad, con una visión menos individualista a favor de la humanidad. 

A fin de reconocer la relevancia de la felicidad como una aspiración universal y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno, en la búsqueda de la equidad y el bienestar colectivo, la Asamblea General de Naciones Unidas, decretó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad, una oportunidad para agradecer, sonreír, soñar y creer que un futuro mejor es posible. 

Aunque suene a una utopía, la mayoría de las personas aspiran a una vida feliz y plena, libre de temores y necesidades. Pero para muchoses es difícil satisfacer las necesidades materiales básicas, pues viven en la pobreza extrema, o están expuestos a la amenaza constante de las crisis socioeconómicas, las guerras, la violencia, la discriminación, la delincuencia, la degradación del medio ambiente, con los peligros cada vez mayores debido al cambio climático. 

O expuestos a las enfermedades sin un sistema de salud que los proteja. O a una pandemia como la que vive el mundo en la actualidad, que si bien no se detiene ante las diferencias sociales, no cabe duda que las personas más pobres siempre salen peor paradas ante cualquiera de estas circunstancias. 

En 2015, las Naciones Unidas plantearon los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que pretenden, fundamentalmente, poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger nuestro planeta, tres aspectos que contribuyen a garantizar el bienestar de la humanidad, y por ende la felicidad que todos soñamos, como primer paso, porque si una persona no tiene satisfecha sus necesidades básicas, difícilmente pueda pensar en otras aspiraciones y metas. 

Antecedentes de esta conmemoración 

La Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 de 2012 que el 20 de marzo se celebraría el Día Internacional de la Felicidad, en defensa de los objetivos antes expuestos. En esta se reconoce además la necesidad de aplicar al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos. 

La idea proviene de una propuesta que hiciera a la ONU el Reino de Bután, un pequeño país del sur de Asia, en la cordillera del Himalaya. Resulta que hace más de 40 años, el rey de Bután, cuando tenía sólo 16 años, decidió que la filosofía de su gobierno se basaría en la felicidad de su pueblo. 

Aunque en lo personal pienso que la felicidad no se puede medir, la idea fue válida, y para lograr su objetivo creó el concepto de Felicidad Nacional Bruta (FNB), la cual constituye hoy un indicador de nivel de vida que se utiliza internacionalmente como complemento al Producto Nacional Bruto. Se calcula midiendo nueve puntos: el bienestar psicológico, el uso del tiempo, la vitalidad de la comunidad, la cultura, la salud, la educación, la diversidad medioambiental, el nivel de vida y el Gobierno. 

Pero, ¿qué es para usted la felicidad? 

Sin dudas es una pregunta muy grande que puede tener millones de respuestas, como por ejemplo que la felicidad no existe, sólo los momentos felices; porque cada cual tiene su propia perspectiva y expectativa, muy relativa a las circunstancias y forma de vida. 

Unos son felices si logran acumular la mayor cantidad de riquezas, a cualquier precio; mientras otros aspiran a tener un trabajo seguro que les permita sustentar a su familia, que todos sus miembros gocen de buena salud, y juntos puedan disfrutar los placeres de la vida con el fruto de su labor. Ahora mismo, la máxima felicidad de muchas personas podría ser no enfermarse de la Covid-19 que tan atemorizado tiene al mundo. 

Considero que cada persona debe tener derecho a una vida plena. Disfrutar cada instante con pasión, apreciar lo que tiene y no sufrir por lo que le falta, sin dejar de luchar por sus sueños. Pero en esa búsqueda de su felicidad, piense que en muchas de sus acciones, puede poner su granito de arena, al menos en lo que esté a su alcance, por el bienestar de los demás.

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