Resulta innegable la fortaleza de las mujeres, independientemente de las diferencias culturales, económicas, ideológicas o de otra índole; y los avances alcanzados a lo largo de más de 100 años de lucha por cambiar el mundo, en busca de la equidad y su participación en todos los ámbitos de la sociedad.
Cada 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y más que un día festivo para rendir homenaje a las féminas, aún constituye un momento propicio para continuar esta lucha mundial.
El tema de 2020 es: “Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres”, conforme con la nueva campaña multigeneracional de ONU Mujeres, “Generación Igualdad”, que conmemora el 25 aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, la cual presenta el plan más progresista que jamás ha existido, para promover los derechos y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, como una estrategia clave del desarrollo.
A pesar de algunos progresos, ningún país ha alcanzado hasta hoy la igualdad de género debido a diversos obstáculos que permanecen sin cambios en la legislación y en la cultura. Además, en muchos de ellos las mujeres trabajan más, ganan menos, tienen menos opciones; y sufren múltiples formas de discriminación y violencia en el hogar y en espacios públicos.
Por estas y muchas otras razones, este día, mujeres de muchos países saldrán a las calles para exigir una vez más sus derechos elementales. Por ejemplo, las argentinas continuarán respaldando la legalización del aborto seguro y gratuito; y las mexicanas llamarán la atención sobre el aumento de la violencia y los feminicidios en esa nación.
¿Cómo se celebra en Cuba?
Se conmemoró por primera vez en 1931 en el Centro Obrero de Cuba, situado en La Habana, en la que participaron mujeres trabajadoras de diversos talleres, comercios y fábricas para reclamar sus derechos.
Desde el triunfo de la revolución en 1959, se considera un día para agasajar a la mujer y reconocer su labor en la sociedad, donde el Estado aboga por su derecho a participar activamente en la vida económica, política y social del país en igualdad de condiciones que los hombres.
El 23 de agosto de 1960 se fundó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), organización de masas que desarrolla políticas y programas encaminados a lograr el pleno ejercicio de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y niveles de la sociedad, quienes con el apoyo de otras organizaciones no gubernamentales, han logrado avances significativos, pero aún quedan asuntos pendientes.
Vale destacar que en el 2019, el 50.7% de los dirigentes del Estado y el Gobierno eran mujeres, y ocupan el 53.22 % de los escaños en el Parlamento. Representan el 49% de los trabajadores del sector estatal, donde el 80 % tienen nivel medio o superior. En el trabajo por cuenta propia constituyen el 34%, (aunque en muchos lugares solo admiten jóvenes). Ocupan el 67.4 % del personal de educación, más del 70% de los jueces profesionales y fiscales, el 69.6 % en el sector de salud, y el 53.5% en el sistema de las ciencias.
Sin embargo, la cultura patriarcal arraigada por varias generaciones provoca que aún exista una desigualdad de género, reflejada en todos los ámbitos de la vida, donde persisten estereotipos, que mantienen a muchas mujeres en el rol reproductivo, mayor carga de horas de trabajo en el hogar; predominio en la tarea de cuidadoras de menores, personas con cualquier tipo de discapacidad, enfermos y adultos mayores; y en no pocos casos, falta de autonomía económica.
Esto trae como consecuencia, que aunque tienen el derecho a incorporarse al mercado laboral en igualdad de condiciones que los hombres, las mujeres suelen ocupar las plazas de menor remuneración, que demanden de ellas menos tiempo, y así ocuparse mejor de su familia, y en muchos casos tienen que dejar trabajar. La mayoría siguen sometidas a una doble jornada y el trabajo que se realiza en el hogar sigue sin valorarse como un aporte económico.
La Isla tampoco escapa de la violencia contra la mujer por motivos de género, independientemente del nivel educacional o económico, raza, o la orientación e identidad sexual. Desde el acoso con piropos, el acoso laboral, la violencia psicológica y física dentro de las relaciones de pareja, hasta algunos casos de feminicidios.
A pesar de todo, existen motivos para celebrar y sin dudas en los últimos 60 años han ocurrido importantes cambios, pero aún quedan grandes desafíos y batallas por ganar, si queremos que las mujeres tengan verdaderamente su justo y merecido lugar en la sociedad.
Referencias

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