Fidel y la Revolución son expresiones y hechos inseparables. Ambos representan las ideas de justicia social, paz con independencia y unidad inquebrantable del pueblo. No puede escribirse la historia del proceso emancipador de la mitad del siglo XX en la Isla, sin vincularlo directamente a la presencia y pensamiento del Comandante en Jefe, alumno aventajado del Héroe Nacional José Martí.
Al aproximarse el 61 aniversario del triunfo del Primero de Enero, los cubanos rememoran la hazaña enfrentando con honor y valentía- como enseñó el máximo líder Fidel Castro-cada arremetida del imperio estadounidense que no cesa en su infame propósito de rendir por hambre y enfermedades a unos 12 millones de habitantes de esta noble tierra.
Mientras la administración de Donald Trump en los Estados Unidos acrecienta de forma criminal e irracional el bloqueo y su extraterritorialidad dañando impúdicamente la soberanía de otras naciones, la Mayor de las Antillas actualiza el modelo socialista de desarrollo con transformaciones significativas en su estructura económica las cuales tienen el propósito de dinamizarla y lograr mayores indicadores de eficiencia que potencien su sostenibilidad. Y de esa manera alcanzar más prosperidad para todos los ciudadanos.
Pero a pesar de la política de asedio perenne de Washington, Cuba avanza sin renunciar a sus principios de solidaridad y colaboración con países del Tercer Mundo que lo requieran. De ahí la campaña de tergiversación y falacias protagonizada por la Casa Blanca y sus serviles lacayos sobre la ayuda de las brigadas médicas de la Isla a otras naciones.
Con la Revolución llegó también la erradicación del analfabetismo y la incultura que por décadas sembraron los gobiernos “republicanos” bajo la égida de EE.UU. Así mismo se acabó la dependencia al capital foráneo y la expoliación de los recursos naturales y materias primas de la nación.
“Llegó el Comandante y mandó a parar” como dijese el popular trovador Carlos Puebla. Los garitos, la prostitución, el juego y la corrupción institucionalizada fueron eliminados y surgieron posibilidades de Educación y servicios de Salud para todos los segmentos poblacionales, sin costo alguno.
Los hijos de los obreros y campesinos tuvieron igualdad de condiciones para capacitarse y alcanzar estudios profesionales y de nivel superior. Se combatieron las tradicionales desigualdades de raza y clase social existentes antes del 1959, dando iguales derechos laborales e instructivos también a las féminas, antes mayoritariamente excluidas.
Las generaciones actuales han ido adquiriendo un alto nivel de conciencia política y hoy participan activamente en el perfeccionamiento de la sociedad como continuadoras de la gigantesca obra de la Revolución y Fidel.
Fidel y la revolución cubana son invencibles
Tiene mucha razón Cuba, Fidel y revolución son inseparable