Hay acontecimientos que dejan huellas imperecederas para varias generaciones, y el 7 de diciembre en Cuba es de esas fechas que trascienden en la historia.
Coincidiendo con el día de la muerte en combate del Titán de Bronce Antonio Maceo se efectuó en la Isla, (alrededor de una centuria después), la Operación Tributo, acción que permitió el retorno a la Patria de los restos mortales de los combatientes internacionalistas que dieron su vida en otras tierras, particularmente en regiones de África, luchando de manera heroica y solidaria por la independencia de otras naciones y contra el colonialismo que sustentó el abominable apartheid, en ese hermano continente.
Los cubanos que acudieron a esa memorable cita con la dignificación del hombre lo hicieron decididos a vencer o morir, si era preciso, por una justa, y en todos los casos la determinación fue de manera voluntaria y sin imposición alguna, esa fue una de las premisas básicas de esa epopeya. Sin embargo, medios occidentales al servicio de élites de poder y en contubernio con administraciones estadounidenses han tratado de desvirtuar esa realidad.
A esos ciudadanos oriundos de la Mayor de las Antillas solo los movió el anhelo de ser útil y servir a los demás, sin pedir nada a cambio. Como dijese el máximo líder de la Revolución Fidel Castro; de Angola y otros países africanos en los cuales estuvo la mano solidaria de los cubanos, no nos llevamos recursos ni riqueza alguna, solo los restos de los dignos hijos del pueblo que no escatimaron esfuerzo ni sacrificio por contribuir a la soberanía y bienestar de los más necesitados en otras latitudes.
Médicos, educadores, constructores, y profesionales de disímiles especialidades altamente calificados han estado presentes en las arduas batallas contra el analfabetismo, la insalubridad y extrema pobreza.
También soldados y oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en plena coordinación con el ejército angolano y a solicitud de su gobierno enfrentaron valerosamente a potentes ejércitos invasores como el sudafricano que entonces bien entrenado y equipado defendía la salvaje segregación racial y discriminación social obsoleta y bárbara, en pleno siglo XX.

Los cubanos que ofrendaron su vida por la independencia de otras naciones ocupan un lugar preponderante en el podio, solo reservado a los héroes y mártires de la Patria por su alto grado de generosidad. Su ejemplo de heroicidad guía a las presentes y futuras generaciones que están hoy en la primera trinchera de combate en todos los frentes del desarrollo de la Isla, y cuales están preparados para salvaguardar de cualquier intento descabellado de intervención foránea, a la Patria.
Honrar, honra dijo el apóstol, y el pueblo de Cuba agradecido y comprometido con sus héroes continuará sembrando futuro siendo leal a la intrépida historia de lucha de esta tierra de gigantes.