La trama dramatúrgica mal concebida y montada por connotados delincuentes como el ciudadano Jose Daniel Ferrer (con amplio historial de violencia, abusos, y falacias) en contubernio con funcionarios de los Estados Unidos, constituye uno de los ejemplos más significativos de la falta de ética y escrúpulos de Washington.

La prensa nacional e internacional radicada en Cuba ha podido constatar el ardid desvergonzado planificado por  sicarios al servicio de una potencia extranjera. En cualquier país del planeta este tipo de acciones mercenarias son sancionadas fuertemente como instituyen las respectivas legislaciones en las naciones.

No es casual que la ultra derecha reaccionaria que tradicionalmente financia la disparatada cruzada anticubana, utilice para su estrategia de subversión e injerencia a personas de deplorable conducta cívica y social como este elegido, muy proclive a lucrar con el dinero que “gentilmente” les donan agencias y personajes norteamericanos, y también quienes de manera indirecta, pagan contribuciones al gobierno estadounidense.

Llama la atención cómo medios occidentales que han perdido la imparcialidad y el transparente ejercicio de la profesionalidad se hacen cómplices de este tipo de individuos con actitudes evidentemente delincuenciales, reconocidas por su accionar ante vecinos y conocidos, algunos víctimas de sus abusos.

De igual manera han sido embaucados con aberrantes campañas mediáticas de desinformación miembros del Parlamento Europeo, los cuales han mostrado con este asunto, desconocer la realidad de los hechos.

Sin embargo, todos los que viven o trabajan en la Isla están conscientes de cómo este tipo de patrañas son orquestadas tradicionalmente por administraciones estadounidenses para desestabilizar a la Mayor de las Antillas como hacen en otras tierras latinoamericanas, caribeñas y del mundo.

Lamentable y preocupante resulta que mientras en pueblos hermanos como Chile, Bolivia y Colombia los efectivos policiales y militares arremeten brutalmente contra manifestantes pacíficos que reclaman derechos legítimos y provocan cantidades de muertos, heridos y mutilados, a causa de la bestialidad de los gendarmes locales, no exista condena contundente, ni se alcancen posiciones comunes ante esa crueldad.

Aquellos como la Organización de Estados Americanos que con fines políticos y deshonestos se atreve a criticar a la Isla donde no existe el uso de gases lacrimógenos, ni se dispara a la población con balas ni palos que causan laceraciones y pérdida de visión, denotan su doble moral y el alto grado de complicidad con la represión fascista.

Esa es la verdad irreparable de Cuba que tratan de silenciar el amo yanqui y sus acólitos, pero la inmensa mayoría de la humanidad bien conoce, y respeta.