
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras a nivel mundial, sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
Si bien en estos últimos años, las voces de sobrevivientes y activistas mediante diversos movimientos ya no pueden ser ignoradas o silenciadas, en mayor o menor grado, este tipo de violencia aún persiste en todo el mundo.
Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a fin de sensibilizar a los gobiernos y población en general, acerca de esta terrible situación que afecta a millones de mujeres. Con el tema: “Pinta el mundo de naranja: Generación Igualdad condena la violación”, este año se exhorta a aprender, cuestionar lo establecido y tomar medidas. Además, que todos se impliquen, profundizando en el tema de la cultura de la violación, escuchando testimonios de sobrevivientes y compartiendo sus experiencias.
A fin de conmemorar 16 Días de activismo contra la violencia de género, del 25 de noviembre al 10 de diciembre, Día de los derechos humanos, la campaña del Secretario General de Naciones Unidas ÚNETE, hasta 2030, para poner fin a la violencia contra las mujeres, insta a pronunciarse contra la violación de una manera más enérgica.
La violencia contras las mujeres y las niñas puede adoptar muchas formas, desde agresiones domésticas hasta la trata de personas, desde la violencia sexual en los conflictos hasta el matrimonio infantil, la mutilación genital y el feminicidio. No solo perjudica a las víctimas, sino que también afecta a las familias y la sociedad.
Tiene una dimensión política importante, dado que está relacionada más en general con el poder y el control en nuestras sociedades. Vivimos en un mundo dominado fundamentalmente por los hombres, y la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia se debe a las múltiples formas en que las mantenemos en situación de desigualdad.
Constituye una pandemia mundial, así como un agravio moral, un motivo de vergüenza para todas las sociedades y un obstáculo importante para el desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible. Se considera una falta de respeto hacia la mujer, a su derecho a la igualdad y dignidad. Es una cuestión relacionada con los derechos humanos fundamentales.
Por esta conmemoración, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, declaró: " Si me concedieran un deseo, bien podría ser, erradicar totalmente las violaciones. Sería como ver desaparecer una importante arma de guerra de todos los conflictos, sería lograr que las niñas y las mujeres no tengan que calcular el riesgo diario en espacios públicos y privados, sería eliminar una afirmación violenta del poder, sería en definitiva un cambio para la sociedad”.
Y es que la violación tiene un impacto devastador que abarca décadas, incluso generaciones. Destruye cuerpos y mentes y pone en peligro la paz. “Puede tener consecuencias no deseadas que cambian la vida para siempre, como un embarazo o el contagio de una enfermedad. Sus devastadores efectos permanecen durante mucho tiempo y afectan a otras personas: familiares, amistades, parejas y colegas”, añadió.
“Cuando se trivializa o queda impune se crea una cultura generalizada en la que la violencia sexual se normaliza, se infravalora a las mujeres y las niñas, y comunidades y países enteros quedan fracturados.
“En la inmensa mayoría de los países, el principal riesgo de violencia sexual para las adolescentes procede de su pareja o expareja, ya sean novios, compañeros sentimentales o maridos. Como sabemos por la labor que realizamos sobre otras formas de violencia, el hogar no es un lugar seguro para millones de mujeres y niñas.
“El hecho de que en la mayoría de los casos no se denuncia y los agresores quedan impunes es una realidad casi universal. Para que las mujeres denuncien deben ser capaces de poder revivir la agresión, ciertos conocimientos para saber adónde acudir y un determinado nivel de confianza en la respuesta de los servicios de ayuda, si es que existen. En muchos países, si las mujeres denuncian una agresión sexual, es mucho más probable que las culpen a que les crean y tienen que lidiar con un injustificado sentimiento de vergüenza.
“Como resultado, no se escucha a las mujeres si hablan de la violación, la mayor parte de los casos quedan sin denunciar y se mantiene la impunidad de los agresores. Los estudios demuestran que sólo un pequeño porcentaje de las adolescentes obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas busca ayuda profesional. Y menos del 10 por ciento de las mujeres que buscaron apoyo tras haber sido víctimas de la violencia lo hicieron recurriendo a la policía.
“Un paso positivo para aumentar la rendición de cuentas es conseguir que la violación sea ilegal en todo el mundo. En la actualidad, más de la mitad de los países del planeta carece de leyes que tipifiquen explícitamente como delito la violación conyugal o que se basen en el principio del consentimiento. Además de considerar la violación como un delito, debemos hacer más, mucho más, para que la víctima sea lo más importante de la respuesta y para que los agresores rindan cuentas.
“Esto implica reforzar la capacidad de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para investigar estos delitos y apoyar a las sobrevivientes mediante procesos jurídicos penales, dándoles acceso a los servicios de justicia, policiales y de asesoramiento legal, además de los servicios sociales y sanitarios, especialmente en el caso de las mujeres más marginadas”, señaló.
Específicamente la violencia sexual es la imposición de actos de este orden por un miembro de la familia u otros, en contra de la voluntad de las féminas. Incluye el acoso sexual, el abuso infantil y la violación marital. Esta última ocurre porque muchos hombres se creen con el derecho de tener relaciones sexuales con su esposa aunque esta no lo desee. También las mujeres sufren de explotación sexual, incluso por la propia familia y por supuestas amistades.
Uno de los efectos del abuso sexual es la fístula traumática ginecológica: una lesión que resulta del desgarre severo de los tejidos vaginales y que deja a la mujer incontinente y socialmente indeseable.
Otro hecho deplorable es la existencia de la violencia sexual durante conflictos, la cual afecta sobre todo a mujeres y niñas. Es una estrategia deliberada que ocurre a gran escala por grupos armados, como medio de humillación a los oponentes, en la que mujeres de todas las edades son abusadas sexualmente por fuerzas rebeldes o militares. Lo mismo ocurre en caso de accidentes, o con mujeres con algún tipo de discapacidad física o mental.
La prevención y respuesta a este tipo de violencia requiere un enfoque multisectorial, pero el sector de la salud tiene un papel fundamental. Esta jornada es una oportunidad para crear conciencia sobre sus consecuencias y fortalecer un compromiso de acción colectiva, que contribuya a eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas.
Referencia

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