Ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, acompañaron este domingo las honras fúnebres del Cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino, Arzobispo emérito de San Cristóbal de La Habana, durante la realización de la misa de exequias en su nombre. 

Los miembros del Buró Político Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Salvador Valdés Mesa, primer ­vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; y Roberto Morales Ojeda, vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, junto a otros funcionarios del Partido y el Gobierno, autoridades eclesiásticas e invitados como el Cardenal Sean O' Malley, Arzobispo de Boston, asistieron a la despedida de Su Eminencia Reverendísima, que falleció el pasado 26 de julio a los 82 años. 

Durante la misa, Monseñor Jean François Simonart, encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en Cuba, leyó el mensaje del Papa Francisco, enviado por el Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en el cual pide que «lleguen a fieles y familiares sus condolencias y paternal cercanía». 

Del Cardenal Jaime Ortega, el Arzobispo de La Habana, Monseñor Juan de la Caridad García, quien ofició la ceremonia, destacó su vocación religiosa, su capacidad para crear puentes hacia el diálogo y el conocimiento, y su entrega como pensador, creador y amigo de la cultura.
Su dedicación también le llevó a ser presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en tres periodos consecutivos (1988-1998) y nuevamente de 2001 a 2004. Fue anfitrión de las visitas a Cuba de los Papas Juan Pablo II (1998), Benedicto XVI (2012) y Francisco (2015). Además, recibió doctorados Honoris Causa de varias universidades. 

De igual modo, dio un aporte significativo a la fluidez de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado cubano y fue portador de misivas del Papa Francisco a los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama, como contribución al restablecimiento de los vínculos diplomáticos entre Cuba y Estados Unidos. 

Luego de tres días de homenajes de fieles, miembros de iglesias y del pueblo, el féretro fue llevado por los obispos hasta la entrada de La Catedral habanera, la que fuera su casa pastoral durante muchos años. De ahí partió el cortejo fúnebre hasta el Panteón de los Obispos, en la Necrópolis Colón, para su descanso. 

(Tomado de Granma)