Los presagios marcaban el derrotero de las horas y tuvimos la esperanza de verte cruzar ese espacio infuso en el retorno...  Ahora las palabras de muchos colegas confirman la temprana partida de Heriberto Rosabal Espinosa, y redescubrimos tu eterna presencia en cada uno de los que pudimos alcanzar a escucharte, aprender de tu savia en cualquiera de esos momentos que irrumpías en la dirección de Tribuna de La Habana, donde –como subdirector editorial- también fundaste una manera de hacer periodismo con los retos de los nuevos tiempos. Desafíos que te llevaron a Bohemia, con una profunda y humana huella, después de andar sobre las páginas de Juventud Rebelde, el semanario Opciones y la subdirección editorial del periódico Granma.

Tus reflexiones en la sección En Cuba, renovaron lo andado; pero sobre todo despertaban lo polémico de tus análisis, certeros y honestos, para argumentarnos de lo imprescindible que tantas veces escapaba a la mirada esencial de los asuntos tratados, en cualquier lugar de esta Isla donde tu nombre de periodista era la confirmación del profesional comprometido con su servicio al bien de la Patria.

Evocarte desde la certidumbre de poder volver a los textos que escribiste cada día, en la sonrisa desde la cual solo aceptabas una taza de café, “para no importunar”, decías, y siquiera imaginabas cuánta luz expandía tu presencia en esas oportunas visitas a Tribuna de La Habana, donde las nuevas simientes pueden también mencionar con respeto tu nombre.