Una muestra de la entereza de este pueblo para enfrentar cualquier situación, en medio de la actual crisis económica internacional, es la contundente respuesta del pueblo habanero en el desfile de este Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución José Martí y el apoyo a la nueva Constitución de la República. Mientras el gobierno de Donald Trump coloca todas las cartas de su política expansionista contra Cuba sobre una cuerda floja y declara una guerra encubierta contra el resto del mundo.

La aplicación del Título III de la extraterritorial “Ley Helms-Burton, no solo viola todos los preceptos de la Carta de las Naciones Unidas contra una nación soberana, sino que involucra los intereses legítimos de otros estados que mantienen relaciones directas con el Gobierno de Cuba.

La aplicación práctica de este engendro, sin precedentes en la guerra política de Estados Unidos, está basada en la tensión de una cuerda floja sobre la cual, la administración de la Casa Blanca, sostiene en sus manos suficiente explosivo como para hacer estallar cualquier intención de diálogo. De ningún modo Cuba podría aceptar condiciones a su soberanía e independencia.

El propósito de la administración en Washington: eliminar el ejemplo que representa Cuba, de ahí la extraterritorialidad de sus “leyes” Helms-Burton y Torricelli y los vínculos con la mafia cubano-americana, representada por la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) y la influencia de congresistas como Marcos Rubio, aspirante a la Oficina Oval de la Casa Blanca.

Todas las administraciones estadounidenses heredan la continuidad de esta guerra genocida y ahora nada silenciosa contra Cuba. Con sus ínfulas de Emperador, el nuevo mandatario de la Casa Blanca posee la personalidad indicada para ser manipulado de forma tenebrosa e irresponsable. Eso lo saben bien quienes se empeñan en ofrecer una imagen distorsionada sobre la realidad en la Mayor de las Antillas.

Para quienes vivimos en la Isla resulta un acto heroico de todos los días, la capacidad de enfrentar al imperio por defender los valores más importantes para los cubanos: La Patria, la independencia y la soberanía.
